Crónicas desde la Ciudad

De Cuevas Negras al Real Conservatorio

  • Un prestigioso elenco de veinte artistas flamencos rindió anoche en Madrid un homenaje al cantaor Alfonso Salmerón Salmerón (Almería, 1944), en reconocimiento a una larga trayectoria de seriedad profesional y éxitos

CUANDO con la tinta aún fresca este Diario llegue a su kiosco, hará escasas horas de la conclusión del merecido homenaje que el almeriense Alfonso Salmerón ha recibido en Madrid al cumplir cincuenta años de actividad profesional. En Madrid, ya que en su tierra ninguna peña ni institución oficial o cultural ha tenido a bien organizarlo. Fiesta por tanto en el Colegio San Juan Evangelista -el viejo Johny, imprescindible en las noches madrileñas de jazz-session y compás- que dirige el también almeriense y promotor de la idea Alejandro Reyes, con la presencia de otras dos paisanas solidarias: María José Pérez y Toñi Fernández.

Creció en Cuevas Negras -paraje de Fuente la Higuera-, cabecera del Barranco Caballar que entronca en La Chanca con la actual Avenida del Mar. Aledaño al populoso barrio en que vivían otros familiares de apellido Salmerón. Conocidos por Los Cabreros dada su profesión de cuidadores de caprino y ovino, también figuran censados jornaleros y gente de la mar. Ahí subían regularmente -en los cincuenta y sesenta de la pasada centuria- los hermanos José y Juan Gómez, Pepe Sorroche o el cabal aficionado Diego López, a charlar, comer, beber y, sobre todo, a echar unos cantes. Al darle rienda suelta al calor de la tarde a su inquietud por el flamenco. A pulmón y garganta, sin guitarra, sonaban los fandangos de Vallejo, Palanca y de Marchena; malagueñas de la Trini, Chacón o Baldomero Pacheco; tarantos y tarantas del Cojo de Málaga y Fosforito, seguiriyas y soleares de Antonio Mairena, de Pastora, de Tomás. De aquellos cuyos discos repetían a diario las emisoras de Radio. Entre tajada de choto o un puñao de marisco y pescao que los Gómez o Diego arrimaban en tiempo de estrecheces, resultó el crisol donde forjar la pasión jonda del amigo Alfonso Salmerón.

Primeros pasos

Nació el 23 de octubre de 1944, cuarto hijo del matrimonio formado por Antonio, pastor con rebaño propio, y María, quien además del trajín de la casa adelante le quedaban todavía fuerzas para ayudar al marido en el manejo del hato de cabras. Alfonso creció escuchando a sus mayores coplas y cantes y, naturalmente, se envenenó de sonidos andaluces. Hasta el punto de que con siete añillos logró un premio en aquellos concursos organizados por Educación y Descanso (Fiesta sin Hilos), Radio Almería (Desfile Semanal) y Radio Juventud. Esta última convocó el suyo en la Feria de 1952, siendo los oyentes y un jurado quienes votaron los finalistas de una "Gran Gala Andaluza" en la Caseta Popular, en la que Alfonso conquistó uno de los premios. La suerte estaba echada: cantaor o cantaor. Los padres no pusieron excesivas trabas cuando con quince abriles y unas pocas intervenciones en verbenas, festivales benéficos y locales modestos, emprendió la aventura de Barcelona formando parte del trío Los Jilgueros: José Sorroche y él, al cante, con Domingo Garbín de guitarrista. Allí permanecieron un año prodigando sus actuaciones y visitas a las Cuevas del Carrascal, tablao feudo del gitano granadino Enrique Heredia "Tío Enrique" (recreador personalísimo de una variante de taranto) y del jerezano-almeriense Pepe Ortega. Además, la prestigiosa discográfica Belter le editó (1962) dos singles con letras de Antonio Ruíz de Padilla y temas aflamencados (pregones, rumbas, fandanguillos) al estilo de Los Gaditanos o Los Paquiros.

Regresados a Almería, Alfonso regentó con su hermano Manolo la cafetería Lisboa con apariciones intermitentes en el "Manolo Manzanilla", tablao flamenco que el onubense Manuel Terrón abrió en el hoy Paseo Marítimo. Compartió escenario con los Habichuela granadinos, encabezados por Juan, cantando para el baile de su hermano Luis y las hermanas. No obstante, su presentación formal ante el público almeriense vino de la mano de Fosforito y Manolo de la Ribera -teatro Cervantes, 5 de abril de 1962- al frente del espectáculo "Cante Soberano", en el que figuraban Los Jilgueros. El 19 de octubre del mismo año repitieron en el Cine Roma (calle La Reina), en un multitudinario y variopinto festival montado por Radio Juventud, bajo el patrocinio de la esposa del gobernador Civil, a beneficio de los damnificados por las trágicas riadas sufridas en Barcelona; anunciando a Los Jilgueros como "el formidable trío de la televisión, grabados en discos Belter".

Marcha a Madrid

Alfonso Salmerón marcha a Madrid a cumplir el servicio militar… y hasta la fecha. La amistad con los Habichuela le lleva a cantar a "Arcos de Cuchilleros" y proseguir su andadura profesional por el resto de establecimientos capitalinos (Las Brujas, Zambra, Cuevas de Nemesio, Los Canasteros, Café de Chinitas) hasta retirarse hace pocos años en el Torres Bermejas, del que era su director artístico. Pero todo esto ya se ha publicado y su biografía (de Marcos Escánez) viene en su web oficial, así como las peñas a su nombre, los once discos editados (los últimos con Rafael Andújar, su guitarrista habitual), los múltiples viajes a Japón y Europa; sus cualidades canoras, dicción, rotundidad de voz y el sentido del compás que se adquiere al cantar atrás para el baile, etc. Y claro está, la estancia (1985/86) en Viena -Alfonso procedía del Ballet Nacional de España- para cantar a las órdenes de Von Karajan, con José Carreras como compañero de reparto, en la ópera "Carmen"; su presencia en las más renombradas compañías y cuadros españoles o, para concluir, su jubilación meses atrás del Real Conservatorio de Danza de Madrid, del que era profesor titular de cante flamenco.

Actuaciones en Almería

Su residencia estable en Madrid le apartó de la afición local. Seguía contando con amigos y seguidores, aunque a efectos oficiales (de contratación, vamos) estaba desaparecido, trasterrado, deslocalizado. Al Festival de agosto no le llamaban. Tuvo que ser la peña Los Tempranos quien le rescatara en primera instancia -Feria de Invierno-, sumándolo a la reunión que dio el 6 de enero de 1971 en el teatro Apolo y en donde se reencontraría con sus viejos camaradas de armas. El Taranto, su junta gestora, demoró su presentación en los aljibes al 22 de abril de 1978, en un recital rotundo con la guitarra de Pedro Torres "El Funde"; con un nuevo y prolongado parón hasta que siendo presidente de la peña decana el que esto firma volvió a presentarlo el 12 de enero de 1996, ahora con Niño Josele de acompañante. En medio, logramos que debutase en el XXIV Gran Festival Flamenco de Almería -desarrollado en el Puerto la noche del 12 de agosto de 1990-, programado con motivo de la Exposición Universal de Sevilla del 92 y una réplica de las carabelas del Descubrimiento como testigo del buen hacer de Alfonso, Chocolate, Pansequito, Juana del Revuelo, Sorroche o Juan Gómez. A este le siguieron los de 1994, 1998, 2000 y 2006; el Caldo Minero del Yunque en 1996; distintos Circuitos Provinciales de la Diputación (con recital incluido en El Morato) y cinco comparecencias en el anual "Almería por Tarantos en Madrid" del San Juan Evangelista. Felicidades… y ahora a grabar la necesaria y prometida antología. Salud y suerte, Alfonso.

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