El lado oscuro de Almería

Naufragio en Punta Entinas

  • A escasas ocho millas de la costa, el mercante 'Asteme-III' fue sorprendido por un fuerte temporal en el que perdieron la vida cinco de sus tripulantes. Un trágico suceso que conmocionó a la provincia a finales de los cincuenta

ESTE caso sobrecogedor se produjo en la década de los años cincuenta en la provincia de Almería y tuvo una amplia repercusión a nivel nacional, dadas las trágicas circunstancias en las que se produjo el suceso. Fue un naufragio rápido e impredecible que sorprendió por la celeridad de su fatal desenlace.

El buque mercante de bandera española "Asteme-III" que desplazaba unas 540 toneladas de registro en bruto, se hundió a mediodía del 9 de noviembre de 1957 cuando navegaba por aguas del poniente almeriense a escasamente unas ocho millas y media frente a las costas de Punta Entinas. Cinco personas murieron ahogadas, sin apenas darles tiempo para salvarse utilizando los botes salvavidas, ante un desencadenado temporal que hundió rápidamente la embarcación.

El buque, propiedad de la empresa "Fruteros del Mediterráneo" matriculado en Sevilla, había llegado a primeras horas de la noche antes al puerto de Almería después de haber doblado con dificultades el cabo de Gata buscando refugio ante un fuerte temporal que se había desatado en todo el mar de Alborán y que llevaba varios días obstaculizando la normal navegación de los buques por esta complicada zona. Durante unas horas, el barco tocó Almería, descansando la tripulación y sobre las once de la mañana del día siguiente los prácticos le daban la salida de la boquera del puerto.

El "Asteme-III" en lastre, tenía fijado en su hoja de ruta como su próximo destino la localidad marroquí de Casablanca para cargar madera. El temporal había amainado notoriamente y nada hacía presagiar que la mar volviese de nuevo a levantarse con tanta fiereza, pese a que no se habían registrado cambios sustanciales según los avances de los distintos partes meteorológicos emitidos por las emisoras costeras sobre el estado de la mar para las próximas horas.

La oficialidad del buque, un tanto confiada pensó, que tras superar el Cabo de Gata - un difícil escollo para la navegación con fuertes vientos- y aunque el tiempo estaba inestable, podrían salir sin problemas hacia el destino fijado. Una vez salido el buque del puerto y a mar descubierta fijó su rumbo. No habían pasado ni cuatro horas cuando se produjo la inesperada tragedia. De nuevo hizo su aparición el fuerte temporal de levante cuya intensidad provocó que en escasamente dos horas, hiciera escorar el buque peligrosamente cuando navegaba frente a las costas de Punta Entinas, sin que el capitán del barco Esteban Diez Coig, un marino de 33 años con un dilatado historial pese a su juventud y el resto de la tripulación, pudiesen impedir horas después el hundimiento del buque.

El barco de unos cincuenta metros de eslora y de casi nueve metros de manga, equipado con un motor de seiscientos caballos de potencia se fue a pique en apenas hora y media. Sus incesantes llamadas de socorro pidiendo auxilio fueron captadas por los equipos de radio del mercante "Manuel Barcia" que se encontraba fondeado por la zona al sorprenderle el temporal. Fue la primera embarcación que acudió en auxilio del "Asteme III". Todos los tripulantes viendo el inminente riego de hundirse, ya se habían arrojado al mar en diversos botes salvavidas, trataron desesperadamente de alejarse del buque y alcanzar la costa.

Cinco de ellos murieron en el intento al zozobrar los botes quedando sepultados sus ocupantes al ser arrastrados hasta el fondo del mar como consecuencia del fuerte oleaje. Los cadáveres de algunos de ellos bastante desfigurados, aparecieron varios días más tarde a escasas millas de la costa frente a las playas de Almerimar.

Todos los marineros fallecidos eran originarios de Galicia y tenían su residencia en las localidades de Noya, Pontevedra y La Coruña. Afortunadamente, otro de los botes salvavidas ocupado por el capitán del buque Esteban Diez, el primer oficial Juan Torregrosa, el contramaestre Ramón Oviedo, el cocinero y uno de los motoristas pudieron ser rescatados por la dotación del buque "Manuel Barcia" cuando ya estaban también a punto de naufragar después de supera múltiples dificultades para poder izarlos a bordo.

El caso tuvo un amplio eco en todo el sector marítimo español y Almería hizo tristemente suya esta tragedia, ya que toda la evolución y desenlace del naufragio fue seguido muy de cerca por la población nada más conocerse el suceso. Fue la Comandancia Militar de Marina de Almería quien instruyó las correspondientes diligencias del caso, así como la tramitación de expedientes para el traslado de los cadáveres de las victimas hasta sus lugares de origen. Los supervivientes, algunos de ellos afectados con síntomas de hipotermia y de cuadros de ansiedad, una vez a su llegada al puerto de Almería fueron evacuados hasta el Hospital Provincial en donde recibieron asistencia sanitaria recuperándose días mas tarde.

Otro naufragio de un buque mercante, frente a las costas del poniente almeriense que tuvo otro trágico balance fue el ocurrido el 12 de febrero de 1990. El buque de bandera egipcia "Sea Carrier" que se dirigía a Italia, se hundió rápidamente cuando navegaba a unas doce millas al sur de la Punta del Sabinal. La posición exacta del buque marcaba 36 grados, 42 minutos norte y 2 grados, 42 minutos oeste y una profundidad de unos trescientos metros. En el naufragio murieron ocho personas ahogadas en el mar y otras siete fueron recuperadas con vida tras una minuciosa labor de rescate que se prolongó durante varias horas y en la que intervinieron diversos buques que se encontraban navegando por la zona.

En un principio las causas se achacaron a una vía de agua en el casco del buque como consecuencia del fuerte temporal que azotaba en esos momentos las costas de Almería, aunque posteriormente analizada y verificada la situación la hipótesis generalizada y más certera según los técnicos de Marina, fue que el accidente que originó el hundimiento, se debió a un corrimiento de la carga de la bodega que abrió una amplia brecha en la línea de flotación de buque y de ahí su rápido hundimiento en pocos minutos.

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