Almería

La OTAN exhibe músculo y cerebro militar en Almería

  • El Mar de Alborán se convierte en eje estratégico del ejercicio Una agrupación naval de 25 buques, 6 submarinos y 4.000 militares paran los pies a un supuesto país hostil

El ejercicio de integración Noble Mariner 14, que se inició el jueves pasado en Cartagena y concluirá el domingo con un asalto anfibio en la Sierra del Retín en Cádiz, ha tenido estos días a la provincia y al Mar de Alborán como dos de los enclaves estratégicos del teatro de operaciones programado por la Agrupación Naval de la Fuerza de Respuesta Rápida de la OTAN. Sin embargo, en el escenario ficticio de una crisis internacional no era el Mar de Alborán, sino el Báltico, y tampoco era Almería, pasaba a formar parte de un país llamado Framland situado en la frontera con el de Bothnia. Cuando una de las imaginarias naciones, en este caso Estonia, se convierte en un país hostil por sus pretensiones territoriales sobre los demás, la Alianza se ve obligada a desplegar la potente agrupación naval 445 que estáformada por 23 buques, seis submarinos, 30 aeronaves y más de 4.000 militares de hasta 16 estados diferentes para poder garantizar en zonas de conflicto la seguridad y la estabilidad y dar confianza a los aliados. Y es que el Noble Mariner ha sido una de las maniobras de mayor nivel y calibre de las que se materializado en los últimos años en nuestro país, precisamente porque fue diseñado para adiestrar y certificar el Cuartel General Marítimo de Alta Disponibilidad que la Armada de España ofrece a la Alianza para asumir en 2015 el mando de la Agrupación Naval de la Fuerza de Respuesta Rápida. Ayer se celebró el Media Day, denominación con la que se cataloga la jornada para la difusión pública de los detalles del ejercicio a través de los medios de comunicación dado el carácter multinacional de la operativa, con un asalto anfibio en la playa de Quitapellejos perteneciente a la pedanía de Palomares, a tan sólo unos metros de dónde hace casi medio siglo cayeron las bombas nucleares transportadas por un caza norteamericano al colisionar con un avión cisterna, y una visita al buque insignia de la Armada, el Juan Carlos I, donde compareció el Estado Mayor de la Agrupación Naval. Eran las diez de la mañana cuando un helicóptero posaba en tierra con el almirante británico Peter Hudson, comandante del Mando Marítimo de la Alianza, el almirante Brad Williamson de los Estados Unidos y el vicealmirante español Juan Rodríguez Garat. Procedían del buque de mando L-52 Castilla, cuartel flotante desde donde capitanearán el próximo año esta punta de lanza naval de la OTAN ante cualquier amenaza.

La tarde anterior acudieron a la zona, para presenciar el ensayo y supervisar que todo estuviera en orden para el correcto desarrollo del despliegue de la infantería de marina, el alcalde de Cuevas del Almanzora, Jesús Caicedo, y el comandante naval de Almería, Blas Romero. De hecho, fueron los agentes de la Policía Local los que delimitaron el perímetro y restringiendo el acceso a la zona garantizando que el desembarco se desarrollara con seguridad, más aún teniendo en cuenta que la insólita meteorología motivó la llegada de interesados a la playa almeriense para disfrutar in situ de todo el potencial y capacidades de la Armada. El Noble Mariner 14 fue una exhibición de músculo y cerebro del Mando Marítimo de la OTAN, una advertencia en toda regla, como más tarde reconoció ya en el buque el almirante inglés Peter Hudson, a terceros países y posibles enemigos de que están preparada para poder actuar ante cualquier tipo de amenaza, si bien el escenario configurado durante el ejercicio sólo pretendía poner a prueba la capacidad de respuesta de las fuerzas marítimas, que al igual que las aéreas y terrestres se integran en un proceso conjunto de maniobras denominado Noble Justification.

Y es que el adiestramiento de las unidades ha ido cambiando conforme lo hacía la coyuntura internacional, sobre todo a raíz de la crisis de Ucrania y el reciente auge del terrorismo yihadista. En ese nuevo contexto de actuación de la Alianza el Mar de Alborán es uno de los enclaves estratégicos. Y no sólo las aguas territoriales de la provincia, sino también el campo de maniobras Álvarez de Sotomayor, un referente declarado de interés para la defensa nacional que, en palabras del vicealmirante Juan Rodríguez Garat, "permite ejercicios de mayor complejidad que otros puntos del país". En su estancia en Almería, el Tercio de Armada ha desarrollado prácticas avanzados de disparo real, integrando todos los fuegos de apoyo disponibles, tanto naval como aéreo, en una operación anfibia con la maniobra de un batallón desplegado sobre el terreno y coordinando todas las acciones. Ayer, mientras el buque Castilla y Juan Carlos I permanecían a sólo cinco millas de la costa almeriense, eran casi veinte las embarcaciones de superficie que deambulaban por el Alborán, la mayoría aportados por la Armada que ejerce como nación anfitriona y está liderando el Noble Mariner 14 con una cifra alta de unidades navales y aéreas. El objetivo de las maniobras, en palabras del Estado Mayor que planea y conduce las operaciones, es la interoperabilidad entre las unidades aliadas y el adiestramiento en un amplio abanico de modalidades como operaciones de seguridad marítima, la lucha contra la piratería, la proyección en tierra de una fuerza anfibia o la detección de submarinos. La Fuerza de Respuesta, que en la actualidad está formada por 13.000 militares, es un conjunto de unidades de reacción rápida, tecnológicamente avanzadas, flexibles, con capacidad de despliegue y sostenibles, listas para desplazarse rápidamente donde sea necesario. Además de los despliegues tácticos en aras de la integridad territorial y defensa de países miembros, suele intervenir en las operaciones de mantenimiento de la paz y de ayuda humanitaria.

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