Análisis sociológico del Dreambeach: debilidades y fortalezas
Equipo Alfredo
Vuelven los afamados reportajes incisivos de Equipo Alfredo con un análisis concienzudo sobre el fenómeno de los macro festivales veraniegos, en este caso del almeriense Dreambeach
Equipo Alfredo presenta hoy un libro sobre el flamenco en Almería
Una vez celebrada la segunda edición del fest Dreambeach en la capital, y contando ya con datos suficientes, es el momento de hacer un análisis sosegado, ecuánime, imparcial y, sobre todo, científico. Y huyendo de la omnipresente polarización política que no permite que la verdad se imponga por encima de argumentarios, exabruptos y similares.
Empecemos por los hechos y los datos incontestables: la empresa Toro Funes S.L. ha sido la encargada de montar el evento (observen que estamos al día en el vocabulario, no decimos concierto) con tres escenarios, más de 500.000 vatios de sonido, 600 m2 de pantallas y más de 200 proyectores móviles. Se esperaban 120.000 espectadores, que fueron los declarados en 2024, aunque el Ayuntamiento de Almería ha dicho, al hacer balance, que han sido “más de 90.000 asistentes”.
Si las criaturas humanas que había en un radio de cinco kilómetros del Dreambeach hubieran sido gacelas habrían muerto varios centenares
Ha estado patrocinado por el INAEM, Ayuntamiento y Junta de Andalucía, que sepamos. Nuestro consistorio ha contribuido con 375.000 €, sin contar con los gastos de policía, bomberos, limpieza, asistencia sanitaria, “puesto de mando avanzado” ubicado en el Palacio de Exposiciones y Congresos “Cabo de Gata-Ciudad de Almería”, vigilancia marítima, helicópteros (también de agradable sonido), perros policía…
Otros datos suministrados por el cabildo son: que el impacto económico en la capital ha sido de 12 millones de euros y que el 60 % del público ha llegado de fuera de la provincia. Estos dos números nos parecen obtenidos con una metodología similar a la que nosotros hemos utilizado para la confección del cuadro adjunto. Por lo que deben de tener un nivel similar de verosimilitud que los nuestros; lo decimos para tranquilidad de los lectores, que llevan cinco décadas fiándose de nosotros. Detalle que agradecemos en el alma.
Consecuencias directas e indirectas
Una de las consecuencias de las que no se habla en los análisis y panegíricos oficiales es el daño auditivo y los trastornos del sueño para un amplio conjunto de ciudadanos. Como se suspendieron temporalmente las normas de control de ruidos, el follaero llegó hasta la Vega de Acá. Tenemos los testimonios de varios conocidos nuestros que viven en esa zona, los cuales coinciden en que oyeron retumbar los bafles en sus casas las noches de autos. Debido al viento de levante que reinaba en las noches del magno festival, cálidas de pantalones, el sonido llegó hasta allí y tuvieron que atrancar las ventanas para intentar dormir. Los que no tenían aire acondicionado ni ventiladores de techo lo pasaron regular.
La desbandada
Si eso ocurría a varios kilómetros de distancia, calculen lo que soportó la gran mayoría de los vecinos de Retamar-El Toyo. La consecuencia más inmediata es que, como se puede comprobar en el cuadro adjunto, muchos –los que tenían a donde ir- se fueron huyendo desde el día de las pruebas, miércoles 6 del corriente, al caer la tarde. Dicen los más moderados del lugar que aquello parecía un terremoto. Y lo menos moderados se acordaban piadosamente de los antepasados de los responsables del fest.
Algunos de los huidos volvieron a sus casas o apartamentos el domingo o el lunes, pero los turistas que se largaron…esos ¡no volverán!, como las golondrinas de don Gustavo Adolfo.
Como nos dicen que comentó un científico del CSIC, si las criaturas humanas que había en un radio de cinco kilómetros del Drembeach (más los ya comentados al oeste de El Toyo) hubieran sido gacelas o arruis habrían muerto varios centenares. Si en la Hoya palmaron cinco bichos de un total de cuatrocientos treinta en un concierto de tres horas, calculen ustedes cuántos habrían muerto en los tres, de a doce horas cada uno, que duró el “festejo”. Y con barra libre de decibelios. Claro que esta opinión habría que contrastarla con la de los veterinarios municipales que, según el propio Consistorio, tenían distinto diagnóstico de los motivos de las muertes de los animalicos.
No tenemos datos fiables de la mortandad de meros, salmonetes, pulpos, jurelicos, calamares de potera, potas negras y blancas…ni de los efectos en las praderas de posidonia. La ventaja es que también palmarían una buena cantidad de medusas “huevo frito” y dragones azules. Tampoco tenemos aun el dato afinado del número de sonotones vendidos en agosto y, menos del de septiembre. Ni de los ansiolíticos, somníferos y analgésicos consumidos (de aquí se podría derivar una nueva línea de investigación). Con todo lo anteriormente expuesto y conforme al ambiente festivo de este último día de Feria solo se nos ocurre pedirles que griten con nosotros: ¡Viva Dreambeach 2026!
También te puede interesar