El drama de José Ignacio: pierde todos sus ahorros por una mujer hecha con IA

El hombre de 78 años, exdirectivo de banca, cayó en la trampa de una mujer que se presentaba como médica kazaja de 43 años en una trama bien organizada

Cuidado con esta nueva estafa por WhatsApp

Un jubilado pierde todos sus ahorros víctima de una 'estafa del amor' creada por IA.
Un jubilado pierde todos sus ahorros víctima de una 'estafa del amor' creada por IA. / EFE / Morell

José Ignacio Villameriel, un hombre de 78 años que gozaba de su jubilación, ha perdido la práctica totalidad de sus ahorros tras caer en una elaborada estafa sentimental en línea que utilizaba la Inteligencia Artificial para crear un personaje ficticio de una supuesta doctora de Kazajistán, demostrando la creciente sofisticación de los fraudes digitales que se aprovechan de la soledad y la búsqueda de afecto en la tercera edad. El afectado, un antiguo directivo de una caja de ahorros, transfirió un total de 8.800 euros en apenas tres meses a una mujer que prometía una relación seria y que, finalmente, no era más que un perfil diseñado para el engaño económico. La Policía Nacional investiga ahora el caso, que saca a la luz la nueva cara de las estafas amorosas, donde la tecnología facilita la creación de identidades virtuales perfectas para manipular a las víctimas.

El drama de José Ignacio por la IA: pierde su matrimonio y sus ahorros en la estafa del amor / Miguelina Galiano / EFE

El hombre, natural de Palencia, lleva casi medio siglo de su vida en el norte, en Gijón, donde desarrolló gran parte de su carrera profesional, se casó y tuvo dos hijos. Su carrera en la banca como directivo se vio empañada por problemas personales, perdiendo anteriormente dinero por malas inversiones y lidió con problemas de adicción que desembocaron en su divorcio, según su propio testimonio. Esta situación marcó un antes y un después en su vida, obligándole a buscar un nuevo camino y un cambio de aires, lo que explica su posterior traslado a la Comunidad Valenciana.

Las Razones de la Estafa: Soledad y Vulnerabilidad

Tras esta dura etapa, José Ignacio se muda al Mediterráneo, buscando rehacer su vida, e ingresa en centros de terapias como Proyecto Hombre para su recuperación. Allí conoció a la que sería su segunda mujer, con quien se casó en el año 2016, estableciendo su residencia en la localidad de Benidorm, en un domicilio familiar de la esposa. El destino le asestó un nuevo golpe cuando su mujer falleció en 2022, sumiéndole de nuevo en una profunda depresión de la que estuvo tratándose durante dos años con ayuda profesional. La búsqueda de afecto es un factor que los estafadores aprovechan.

Al concluir el proceso terapéutico, los especialistas aconsejaron al jubilado que retomase la actividad social y que procurase conocer gente nueva para evitar el aislamiento. Fue en este contexto donde José Ignacio descubre el mundo de las redes sociales y las plataformas de chat en internet, un entorno que, sin él saberlo, se convertiría en el escenario de la estafa. Un día clave, el 11 de noviembre del pasado año 2024, recibe un mensaje inicial que cambiaría el rumbo de su economía personal, procedente de una mujer llamada Ainur. Es importante destacar que actualmente reside en la ciudad de Alicante, donde ha interpuesto la denuncia, buscando advertir a otros sobre el peligro de estas complejas tretas digitales.

El Engaño y la Ruptura de Confianza

Ainur se presenta como una doctora de 43 años de edad y de origen kazajo, manifestando su interés en iniciar una relación seria y formal a través de los canales digitales. El hombre, entusiasmado con la posibilidad de rehacer su vida sentimental, se sumerge de lleno en la conversación. Durante las semanas siguientes, la relación virtual se intensifica mediante correos electrónicos y el intercambio de fotografías que él cree totalmente verídicas.

Sin embargo, un amigo cercano intenta advertirle del riesgo de un posible fraude, señalando que la relación le parecía sospechosa. José Ignacio, cegado por la ilusión y la intensidad del vínculo creado, ignora completamente la advertencia, llegando incluso a romper la amistad con quien intentaba protegerle. A mediados de diciembre, la falsa doctora realiza su primera petición de ayuda económica, alegando que necesitaba unos 2.000 euros para poder viajar a España. El jubilado se los envía de inmediato, demostrando su compromiso con la relación.

Poco después, llegaron nuevas peticiones de la mujer, solicitando otros 2.000 euros adicionales, antes de pedir una suma mayor, alegando que el Gobierno de Kazajistán supuestamente le exigía un depósito bancario de 10.000 euros como garantía de que regresaría a su país tras su estancia. Ante la magnitud de la cantidad requerida, José Ignacio toma una decisión drástica: vende a un familiar la parte de la propiedad del piso que mantenía en Benidorm. Los primeros 4.400 euros que recibe como adelanto de la venta de su parte del inmueble son transferidos íntegramente a la supuesta médica de Kazajistán, con la esperanza de tenerla pronto a su lado.

La Caída de la Farsa y la Denuncia

Cuando la llegada de Ainur parece inminente, el jubilado se dirige en autobús al aeropuerto de Madrid-Barajas para recogerla personalmente. En el trayecto, recibe un correo de la doctora informándole de que la han detenido en el aeródromo de su país porque le han requisado un icono familiar, catalogado como obra de arte, cuya salida de Kazajistán estaba prohibida. Además, le comunica que se enfrenta a una multa o a una condena de prisión.

Este último mensaje es el que despierta las sospechas del hombre, que hasta entonces había confiado ciegamente en la historia. Al llegar a la capital, José Ignacio acude a una comisaría de la Policía Nacional, donde los agentes confirman sus temores: se trata de una estafa orquestada. Las fotografías y el vídeo que había recibido no corresponden a una persona real; habían sido generados por un software de Inteligencia Artificial para construir la ilusión perfecta.

Actualmente, José Ignacio vive en un piso compartido con otros tres jubilados, en una situación personal y económica totalmente diferente a la que había disfrutado. Su testimonio se convierte ahora en una voz de advertencia para evitar que otras personas caigan en trampas similares, y su recomendación es simple, pero contundente: "Si conoces a alguien, tócale las manos, que puedas ver a la persona enfrente".

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