LUCES Y RAZONES

Estar en paz

Estar en paz

Estar en paz / Juan Antonio Muñoz Muñoz

Enfurecido Dios con el género humano y su vida pecadora, resolvió, según cuenta el Génesis, inundar el mundo con un diluvio universal del que solo pudieran librarse los que hubieran hecho méritos a propósito, como la familia de Noé y una pareja de cado uno de los variopintos animales que pudieron reunir, embarcados en un arca. No se trataba, en este caso, de uno de esos designios divinos, imposibles de saber o de averiguar ‒por eso se les dice inescrutables‒, sino del castigo debido a la inclinación pecaminosa de los hombres. Tras una cuarentena de lluvia, Noé, en la escampada, decidió soltar una paloma para así comprobar si se encontraba cerca tierra firme. Como quiera que la paloma regresó con un pequeño ramo de olivo en el pico, el patriarca entendió que Dios, al fin, volvía a estar en paz con los hombres. Picasso, en unos carteles conmemorativos, acudió a este motivo de la paloma, con y sin ramo de olivo, para simbolizar el deseo de paz en el mundo. Y esta “instalación” ‒así se dice cuando se organiza un espacio o conjunto de objetos con fines artísticos‒ en el callejero pretende asimismo homenajear la paz y preservarla, si quiera sea con un dispuesto macetero donde la tierra firme procura la colorida paz de las flores.

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