Efemérides · 22 de septiembre de 1522

El terremoto que `pulverizó ' la capital y cambió su diseño

  • Tal día como hoy, la ciudad sufrió el peor temblor que se ha registrado en la historia del país, matando entorno a dos mil personas. Destrozó parte de la Alcazaba y el barrio de la Almedina (casi toda la ciudad de la época). Fue el inicio de la Almería moderna y el fin de la musulmana. Con epicentro en las Alpujarras (cerca de Alhama), tuvo intensidad 10. Su poca profundidad, solo un kilómetro, hizo que fuera destructivo.

Almería sufrió, tal día como hoy, el 22 de septiembre de 1522, el peor terremoto en la historia del país según el archivo del Instituto Geográfico Nacional (IGN). Ni es casualidad ni un hecho aislado; la provincia se encuentra justo en el margen de las placas Eurasiática y Africana (la corteza de la tierra está dividida y estos fragmentos se desplazan debido al empuje de la roca fundida en el núcleo).

Su choque ha provocado temblores destructivos durante los últimos siglos y, aunque es imposible predecirlos, en algunos puntos del planeta se repiten casi de forma cíclica. La provincia, que, consecuentemente, se encuentra en la zona de mayor peligrosidad sísmica de España, ha sufrido durante los dos últimos hasta 13 terremotos que han arrasado ciudades y a sus gentes. Pero el más duro se produjo hace exactamente 495 años. Su epicentro estuvo situado en Las Alpujarras, dentro del término municipal de Instinción, tuvo una magnitud de 6,8 grados y una intensidad de 10 puntos, la máxima que existe. Pero su efecto destructor tiene que ver con su profundidad, a un kilómetro escaso de la superficie. La energía del seísmo se sintió hasta en Granada, provocando daños en la Alhambra (sus torres se cuartearon y el sepulcro de los Reyes Católicos tampoco escapó de la ruina) y actuó con gran virulencia en las comarcas del Andarax y el Nacimiento. Secó fuente Vacares, situada entre Mondújar y Huéchar.

Dejó sin agua el manantial de Alhama de Almería al hundirse la fuente (de ahí el nombre de Alhama la seca). Pero la peor parte se la llevó la capital, que quedó prácticamente destrozada. La mayoría de sus viviendas se vinieron abajo y, con ellas, la vida de casi dos mil personas, en su mayoría niños y mujeres, que no pudieron escapar al primer movimiento de tierra. "Los temblores duraron desde la diez de la mañana hasta las diez de la noche", quedaba recogido en las cartas de Don Martín de Salinas, embajador del infante Don Fernando. Fue el fin de la Almería de construcción y arquitectura musulmana y el inicio de la moderna, ya que hubo que rediseñar la forma en la que estaba estructurada la ciudad. Hasta entonces, el núcleo de la ciudad se extendía en calle La Reina y, al Oeste, en el final de la calle Las Tiendas (aljibes árabes y Puerta de Pechina (luego Puerta Purchena). La fuerza destructora del seísmo echó abajo la inmensa mayoría de las casas de la Almedina, dañó salvajemente la catedral (que hubo de ser reformada), derribó gran parte de la fortaleza de la Alcazaba, tumbó las Casas Consistoriales que se encontraban al comienzo de la calle Real de la Almedina -tras la toma de Almería por los Reyes Católicos-, según explica el historiador Antonio Sevillano. Estas se trasladaron a actual plaza de la Constitución (Plaza Vieja) dando lugar al Ayuntamiento que se erige actualmente.

De la misma forma, la principal mezquita musulmana hasta el siglo XVI ­ubicada entonces en el solar de la hoy iglesia de san Juan-, y sacralizada como catedral cristiana, se vio también afectada con daños hasta en sus cimientos. Solo se mantuvo el muro de la quibla donde se halla el mihrab. La disyuntiva planteada al obispo Diego Fernández de Villalán era la de rehacerla sobre sus cenizas o construir otra de nueva planta. Optó por lo segundo. Los habitantes de Almería afectados por la tragedia se vieron forzados a ocupar las zonas aledañas a la Alcazaba y el arrabal de la Musalla, exterior a la muralla que bajaba por la actual calle La Reina; hasta entonces despoblada ­con la excepción del convento de Las Puras y poco más - como únicas alternativas de expansión urbana al Este. Los escasos lienzos de murallas de la Alcazaba-fortaleza que quedaron aguantaron las embestidas se cuartearon y hubo de reedificarlos, junto a los desaparecidos. "La fisonomía de la ciudad sufrió una brusca y absoluta transformación urbana. Puede afirmarse que como consecuencia de las violentas sacudidas tuvo que alzarse una nueva, la que conocemos extendida de La Almedina el Paseo", describe Sevillano. El 24 de octubre, tal y como narra José Antonio Tapia Garrido en su libro Almería , piedra a piedra, se reunieron en el cabildo los canónigos Sancho Ortega, Nanclares, Soto, Rebollo y Hernán Pérez con el deán Francisco Ortega, acordando que este fuera a la Corte para pedir ayuda con el fin de reedificar la catedral de Almería , logrando cinco reales de viático cada día. Reinando Carlos I, la Corona de Castilla libró fondos que resultaron ser insuficientes y las obras nunca fueron satisfactorias. Existen documentos escritos de la época, como la carta que envió el humanista y cortesano, Pedro Mártir de Anglería, al Arzobispo de Cosenza unos días después: "¿ Cuándo ha sucedido  un caso horrible semejante? De entre los edificios de la ciudad entera apenas si escaparon vivos dos; otros dicen que uno, supuesto que el otro ha quedado cuarteado. Cuanto mayor y más sólida era la estructura de las casas, con tanta más facilidad caían al ser sacudidas. Conjetura cuál sería el llanto de los suAfectó al Nacimiento y Andarax y causó daños en la misma Alhambra de Granada pervivientes, cuáles los lamentos de los niños y mujeres entre tanta calamidad". Diversos escritos cuentan que el terremoto provocó un tsunami y que parte de la capital fue sumergida bajo las aguas, aunque no existe certeza absoluta de este hecho y no consta como verídico.

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