Andalucía traza el mapa genético del cáncer de pulmón en no fumadores

Ocho hospitales públicos presentan en el Congreso Europeo de Oncología Médica un estudio pionero sobre el comportamiento real de este tumor con mutación EGFR y su tratamiento estándar con el fármaco osimertinib

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El doctor José Carlos Benítez, oncólogo del Hospital Virgen de la Victoria e investigador principal del estudio en ESMO 2025.
El doctor José Carlos Benítez, oncólogo del Hospital Virgen de la Victoria e investigador principal del estudio en ESMO 2025. / M. G.
Cristina Valdivieso

17 de noviembre 2025 - 05:59

En las consultas de oncología, la pregunta es tan antigua como la enfermedad: ¿por qué unos pacientes responden bien al tratamiento y otros no? A veces la respuesta está en los genes, otras en la biología invisible de cada cuerpo. Pero entender ese patrón, traducir la diversidad de los tumores en decisiones clínicas concretas, es el corazón de la oncología moderna.

Esa es precisamente la línea que ha seguido un grupo de oncólogos andaluces que, durante siete años, ha trabajado en silencio para recopilar datos de 225 pacientes con cáncer de pulmón con mutación del gen EGFR, uno de los tipos más frecuentes entre personas no fumadoras. Su esfuerzo ha culminado con la presentación de un estudio en el Congreso Europeo de Oncología Médica (ESMO 2025), celebrado en Berlín, que ha despertado el interés de especialistas de todo el mundo.

El trabajo, coordinado por el Hospital Universitario Virgen de la Victoria y el Instituto de Investigación Biomédica de Málaga (IBIMA), ha reunido datos de 225 pacientes tratados entre 2017 y 2024 en centros de Málaga, Almería, Granada, Jaén, Jerez de la Frontera, Cádiz y Puerto Real. Todos ellos recibieron el mismo tratamiento estándar con osimertinib, una terapia dirigida que desde 2017 se considera la principal opción para este tipo de tumores. A partir de ahí, los investigadores buscaron una respuesta a una pregunta esencial: por qué algunos pacientes logran mantener la enfermedad controlada durante años mientras otros experimentan una progresión temprana.

"En torno al 80% de los casos de cáncer de pulmón están relacionados con el tabaco. Pero existe un grupo de pacientes, aproximadamente un 15%, que nunca ha fumado y, aun así, desarrolla la enfermedad”, explica el oncólogo del Hospital Virgen de la Victoria e investigador principal del estudio, José Carlos Benítez.

El doctor explica que el cáncer de pulmón con mutación EGFR representa entre un 12 y un 15% de los tumores de pulmón no microcíticos y aparece con frecuencia en personas que nunca han fumado. "Queríamos entender por qué algunos pacientes responden tan bien y otros no. Si conseguimos identificar esas características, podremos adaptar el tratamiento y evitar tanto la toxicidad innecesaria como la frustración de un tratamiento insuficiente", señala.

Los resultados revelan tres perfiles de evolución y abren el camino a una oncología de precisión desde los hospitales del sistema público

El equipo identificó tres patrones de evolución entre los pacientes tratados con osimertinib. Un grupo de progresores rápidos, cuya enfermedad avanza antes de seis meses; un grupo intermedio, con estabilización entre siete y diecinueve meses; y un tercer grupo de supervivientes largos, con respuestas que superan los veinte meses. A partir de esta clasificación, los investigadores cruzaron datos clínicos y analíticos para detectar señales que pudieran anticipar el pronóstico. La pérdida importante de peso, la presencia de metástasis en hueso o hígado, y niveles bajos de albúmina o marcadores inflamatorios elevados en sangre aparecieron como factores asociados a una peor evolución.

Lo relevante, según subraya Benítez, es que se trata de parámetros accesibles a cualquier médico en una consulta habitual. "Cualquier oncólogo, con una analítica básica y un informe clínico, puede identificar estos factores y decidir si su paciente necesita un tratamiento más intensivo desde el inicio. Este modelo es aplicable en cualquier hospital, sin necesidad de tecnología avanzada", detalla.

El estudio cobra especial valor en un momento en que el tratamiento de este tipo de cáncer está evolucionando rápidamente. Ensayos internacionales como FLAURA2 o MARIPOSA han demostrado que la combinación de fármacos puede mejorar la supervivencia, aunque a costa de mayor toxicidad. Frente a la evidencia de laboratorio, el trabajo andaluz ofrece la llamada evidencia del mundo real: datos recogidos directamente de la práctica clínica que permiten ajustar la medicina a las condiciones y limitaciones de cada paciente.

"El valor de esta investigación es que refleja lo que ocurre en nuestros hospitales, con pacientes muy diversos y circunstancias que no siempre coinciden con las de los ensayos clínicos", señala el doctor Jesús Corral, presidente de la Sociedad Andaluza de Oncología Médica (SAOM) y jefe del Servicio de Oncología Médica del Hospital Universitario de Jerez. "Queremos saber en qué perfiles de pacientes podemos mantener la monoterapia, más cómoda y segura, y en cuáles debemos intensificar el tratamiento para ganar supervivencia. Esa es la esencia de la medicina personalizada", explica.

La colaboración entre hospitales públicos ha sido otro de los hitos del proyecto. Ocho centros andaluces trabajaron de forma coordinada, compartiendo datos de manera homogénea y validada, algo poco frecuente fuera de los grandes ensayos multinacionales. "Andalucía tiene músculo investigador. Tenemos estructura, talento y capacidad de generar conocimiento útil. Este estudio demuestra que la investigación independiente desde el sistema público puede alcanzar estándares internacionales de calidad", añade Corral.

La presentación del trabajo en Berlín fue recibida con entusiasmo por la comunidad científica. "Durante la exposición se acercó gente de todo el mundo, desde Estados Unidos hasta Australia", recuerda Benítez. "Querían conocer el modelo de trabajo y los resultados. Muchos hicieron fotos del póster para leerlo después con calma. Fue muy emocionante, porque confirma que desde la sanidad pública andaluza estamos aportando algo nuevo y útil", sostiene.

Más allá del reconocimiento, el estudio tiene implicaciones prácticas inmediatas. Su modelo puede ayudar a los oncólogos a decidir, de forma individualizada, cuál es la mejor estrategia terapéutica para cada paciente: cuándo es suficiente la terapia dirigida y cuándo conviene añadir quimioterapia o nuevas combinaciones. "No se trata solo de alargar la vida, sino de mejorarla", resume Benítez. "Evitar efectos secundarios innecesarios y, al mismo tiempo, ofrecer tratamientos más intensivos a quienes más lo necesitan es el equilibrio que buscamos", agrega.

El proyecto no se detiene con esta primera publicación. Los investigadores ya trabajan en ampliar la muestra e incorporar nuevos centros, incluidos hospitales de Sevilla, para reforzar la solidez de los resultados. La SAOM planea convertir esta experiencia en un modelo de investigación colaborativa sostenida, que pueda aplicarse a otros tumores y consolidar a Andalucía como un referente nacional e internacional en oncología de precisión.

"La medicina de precisión no sólo está en los laboratorios", concluye Benítez. "Está también en nuestras consultas, en la capacidad de leer los datos con humanidad y de aplicar la ciencia a la vida real. Ese es el futuro que ya estamos construyendo desde aquí", sentencia.

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