“¿Tiene el sector hortofrutícola almeriense capacidad para seguir creciendo por volumen?” Con esta reflexión arrancaba la exposición de las conclusiones que se extraen del análisis de la última campaña hortofrutícola elaborado por Cajamar, el director de Innovación Agroalimentaria, Roberto García Torrente, quien se respondía: “Sumando producción es complicado”. Así apuntaba como camino a dos líneas. Por un lado, ir de la mano de la industria auxiliar y exportar tecnología. En esta vía, García Torrente ponía como ejemplo el sector de la biotecnología y cómo las multinacionales han escogido Almería para el desarrollo de sus avances; la idea sería que los proyectos nacieran aquí para internacionalizarlos.

Otra línea es obtener más valor por la producción. Respecto a esto, el director de Innovación Agroalimentaria de Cajamar ponía el acento en satisfacer dos preocupaciones del consumidor, una por la salud y, otra, por el medio ambiente y la sostenibillidad. En este sentido, hay que abrir los ojos a la sociedad ya que, a pesar de que durante décadas se ha considerado la horticultura un sistema poco sostenible, sin embargo, Almería ha logrado grandes avances medioambientales como el aumento de la superficie cultivada bajo certificación ecológica, la implantación y el desarrollo de técnicas de control biológico, y así como la optimización del uso de los factores productivos, cada vez mayor, convirtiéndose en una de las agriculturas más eficientes en el uso del agua.