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El discreto poderío andaluz

  • Díaz coloca al ex alcalde de El Rubio como secretario de Política Federal del PSOE, en teoría el número tres Sánchez renueva todo el núcleo duro de la dirección con caras nuevas, poco conocidas e inexpertas Chacón, Gómez, García Page, Puig, Pere Navarro y López imponen más fuerza territorial a la cúpula

Dos personas eran las que atraían la atención de focos, cámaras, periodistas y militantes en el hotel madrileño donde el PSOE celebra su congreso extraordinario. Susana Díaz, presidenta de la Junta, y Pedro Sánchez, quien ya es el nuevo secretario general del PSOE.

A diferencia de lo ocurrido en otros congresos y con otros líderes, que se recluían en las zonas nobles de los edificios, Sánchez se paseó por los pasillos, se fotografió con militantes y se paró a hablar con ellos. Como Susana Díaz, la lideresa sin cargo en Ferraz, la mujer que declinó ser presidenta de la nueva dirección de Pedro Sánchez a pesar de la insistencia de éste, bien porque no quiere escenificar una tutela sobre él, bien porque se reserva para otro salto nacional si las cosas le salen mal a este nuevo PSOE que lleva dos meses en la improvisación orgánica.

"Tienes un camino muy difícil, Pedro; no te veo; Pedro", comentó Susana Díaz en su discurso de apertura del congreso, y es que el nuevo líder estaba sentado en el plenario junto a los delegados madrileños. Confundido con ellos. Hasta su elección, no ocupó un lugar de relevancia en la primera fila del salón donde se celebraba el plenario.

Andalucía manda, y se nota, aunque para ser más exactos, quien mandará será Susana Díaz, puro poderío, una palabra andaluza que la clava. El diputado sevillano y ex alcalde de El Rubio, Antonio Pradas, será el secretario de Política Federal, un teórico número tres del PSOE al que le cae el área más complicada debido al desafío independentista de Cataluña. Pradas no es, precisamente, un experto en constitucionalismo ni en organización territorial: además de alcalde del pequeño pueblo sevillano y diputado, ha sido jefe de gabinete del presidente de la Diputación de Sevilla, Fernando Rodríguez Villalobos. Bien visto en el PSOE, "nada sectario", según lo definen algunos, fue la persona con la que contactó Pedro Sánchez para organizar su campaña en Andalucía debido a su cercanía a Susana Díaz. Pradas, como Sánchez, forma parte de la comisión de cambio climático del Congreso, y el parlamentario sevillano Alfonso Gómez de Celis, pedrista de la primera hornada, se lo recomendó como un modo de acercamiento a la presidenta andaluza.

Así que, sobre el papel, Andalucía tiene todo su poderío en la Ejecutiva socialista, aunque la jerarquía numérica no la da el cargo, sino el espacio que ocupe. Y eso habrá que verlo. En la reunión que mantuvo con la delegación andaluza, la presidenta de la Junta aseguró que debían ser generosos, aunque lo cierto es que han colocado a seis, los mismos que había con Rubalcaba.

Susana Díaz se queda fuera, pero pasa a presidir el consejo territorial, que ahora se llamará consejo federal, un organismo con capacidad de decisión, aunque sus posiciones deben refrendarse en el comité federal. No obstante, ésta sí parece ser una buena plataforma para que Díaz tenga una voz en el partido, además de como presidenta de la Junta. De hecho, se sentará en la Ejecutiva aunque sin voto.

Una vez que Pedro Sánchez se convenció de que Díaz no quería presidir su nueva dirección -un cargo que en el PSOE es poco ejecutivo-, el puesto pasó a la ex consejera andaluza Micaela Navarro. La jiennense ya formó parte de la dirección de Joaquín Almunia y de la primera de José Luis Rodríguez Zapatero. Se trata de una persona querida entre las bases, y con poca, por no decir ninguna contestación. Navarro seguirá presidiendo el PSOE andaluz, aunque dimitirá de este puesto en la Ejecutiva provincial de Jaén.

El poder andaluz, poderío, se cierra con la entrada de la actual consejera de Salud y Bienestar Social, la granadina María José Sánchez, la malagueña Estefanía Martín Palop y la onubense María Luisa Faneca. Las tres áreas ejecutivas a su cargo, las de salud, formación y agricultura. La consejera de Salud compatibilizará su cargo en Ferraz y en el Gobierno andaluz. Al menos, en principio. A Sánchez se le encargó una de las consejerías más complicadas de la Junta, porque unía Salud, la de mayor presupuesto, con Bienestar Social.

Algunas fuentes sugieren que el PSOE andaluz quiso que el onubense Mario Jiménez fuese el número dos, el secretario de Organización, aunque Sánchez eligió al riojano César Luena. El preferido de Pedro Sánchez para ello era, en realidad, el diputado Antonio Hernando, aunque se habría caído por no ser del gusto de Andalucía. Y es que en la nueva Ejecutiva de Pedro Sánchez no hay casi nadie de la saliente de Alfredo Pérez Rubalcaba: sólo dos, el ex lehendakari Patxi López, en Acción Política, y la murciana María González, en Ciencia. Carmen Montón, valenciana y secretaria de Igualdad, también puede seguir, aunque la máxima ha sido la de la renovación total.

Andalucía, pues, entra con peso numérico en la Ejecutiva, pero sin pesos pesados. A los citados, se suman el cordobés Juan Pablo Durán y la almeriense Noemí Cruz, pero sólo con vocalías. Los últimos miembros importantes en las direcciones socialistas han sido Gaspar Zarrías, José Antonio Griñán, Manuel Chaves, el desaparecido Alfonso Perales y Micaela Navarro. No obstante, la influencia de Díaz en el nuevo mandato se nota. Chaves y el histórico Luis Pizarro seguirán en el comité federal. No así Griñán, que desea dejar los cargos orgánicos. A Pradas lo sustituirá en la dirección andaluza el alcalde de La Rinconada, Javier Fernández.

Esta ausencia de pesos pesados no es sólo una característica andaluza. El núcleo duro de la dirección de Sánchez es nueva, renovada, pero inexperta. "Un melón sin catar", en palabras de un alto ex dirigente socialista. César Luena es un tipo que cae simpático en el grupo parlamentario, que viene de Juventudes Socialistas y que dirige la federación de La Rioja, de no más de 2.000 militantes. El canario José Miguel Pérez, consejero autonómico de Educación, ocupará la Secretaría de Educación, lo que motivó el enfado de la delegación de las islas. Allí es conocido como "el hombre gris". Manuel de la Rocha, hijo del histórico dirigente de Izquierda Socialista, se encargará de la Secretaría de Economía; la extremeña Pilar Lucio, de Medio Ambiente; la aragonesa Susana Suelzo, de Administraciones Públicas; la catalana Meritxell Batet, de Estudios y Programas; Mari Luz Rodríguez, de Empleo; Pedro Zerolo, de Movimientos Sociales, y Carme Chacón, de Relaciones Exteriores y relaciones con los grupos de pensamiento. A ellos se les unen, en cargos de menor entidad, Patxi López, el madrileño Tomás Gómez, el manchego Emiliano García Page, el catalán Pere Navarro y el valenciano Ximo Puig.

A pesar de los intentos de integración, todo indica que los partidarios de los dos aspirantes en las primarias, Eduardo Madina y José Antonio Pérez Tapias, no ocuparán cargos en la dirección. Ambos explicaron que ni Batet ni De la Rocha les representaban como al principio de la mañana hicieron creer los partidarios de Pedro Sánchez. El malestar de ambos era patente, y quizás se deje ver en la votación de hoy de la Ejecutiva. El cargo de secretario general se refrendó por aclamación y se dio por válido el resultado de las primarias del pasado 13 de julio.

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