Festival de Vélez Blanco

María Bayo: "Ahora quiero traspasar toda la sabiduría que he obtenido en 40 años de carrera"

La soprano María Bayo en la escuela de música de Vélez-Blanco.

La soprano María Bayo en la escuela de música de Vélez-Blanco. / Javier Alonso

La soprano María Bayo es una de las artistas más importantes de la música española. Ha cantado sobre los escenarios más grandes del mundo, interpretando óperas, arias, zarzuelas... Estos días se le puede ver paseando por las calles de Vélez-Blanco, donde imparte un curso de canto dentro de la Academia Renacentista y Barroca del festival de música.

- ¿Cómo consiguió el Festival de Vélez-Blanco que aceptase dirigir el curso de canto?

- Con humildad y sinceridad. Cándida Martínez, directora del festival, me dijo “sé que igual no debería preguntártelo, pero nos gustaría que vinieras a dar unas clases”. Y nos entendimos y decidí probar. Nunca había estado aquí y Vélez-Blanco me ha parecido precioso. Pero es curioso que nunca he cantado en el festival, a pesar de que he hecho mucha música barroca.

- ¿Y qué tal está siendo la experiencia en el curso?

- Muy buena, aunque es cierto que hay poco tiempo, por lo que no se puede profundizar demasiado. Pero creo que los profesionales que tenemos una carrera dilatada, en mi caso ya de 40 años, debes pasar todo ese aprendizaje que hemos ido acumulando. Por eso este año estoy en el Centro de Perfeccionamiento de les Arts, en Valencia, de asesora vocal y musical durante dos años. Ha sido una experiencia pedagógica muy interesante. Además me he traído a tres de los alumnos, que han podido conocer el festival. Se hace un esfuerzo importante de pedagogía, algo básico para una sociedad en la que la música tiene que estar muy presente.

- ¿En los días que dura el curso se dedican a preparar el concierto final o a otros aspectos?

- Hay diferentes niveles entre los alumnos, por lo que con algunos tienes que emplear más tiempo, mientras que con otros puedes jugar más musicalmente.

- ¿En esta etapa de su vida se dedica más a la pedagogía o lo compagina con su carrera artística?

- Voy compaginando, pero me dedico más a la enseñanza. Pero ahora, en agosto, tengo un concierto en Suiza, luego en Francia… Pero ya no hago ópera, sino que me centro más en canto-piano o formación barroca. Este año hice un concierto barroco en Pamplona, con arias antiguas de Nebra, Durón… Me interesa mucho recuperar el repertorio nuestro que muchas veces está olvidado.

- Como una de las grandes voces de la lírica española, ¿cómo ve las nuevas generaciones?

- Hay de todo. En este festival, por ejemplo, hemos oído cosas muy buenas y otras no tan interesantes. Tengo alumnos en Valencia que tienen muy buena preparación -españoles, peruanos, mexicanos y chilenos-. Pero, lo cierto es que a veces soy un poco derrotista. Veo poca base en la preparación técnica de la voz. Hay una deficiencia técnica en general en las voces que no sé de dónde viene, si de los conservatorios, los profesores… Habría que insistir mucho en la formación técnica y también en la musical, porque me he encontrado con alumnos que desconocen incluso la zarzuela, y eso me parece grave.

- ¿Cuál es la clave para ser un buen cantante: tener una voz bonita, la técnica, la cultura musical?

- Para ser buen cantante hacen falta muchas cosas. Por supuesto hay que tener voz, pero el 99 por ciento es el trabajo que hagas con esa voz. Hay un trabajo técnico, musical, escénico, hay que tener buen sentido del ritmo, de la teatralidad… Cuando subes a un escenario hay que dominar muchas cosas. Por eso creo que es uno de los instrumentos más complicados, porque además no lo ves. En un piano ves las teclas, pero con la voz es todo muy subjetivo y abstracto. Pero solo con una voz no se hace una gran carrera. Es un trabajo duro, de años, de aprender muchísimas cosas.

- Podríamos decir que María Bayo es la máxima exponente de su generación. ¿Es eso una responsabilidad?

- Naturalmente que lo es. Pero también el pasar el testigo. Por eso me estoy dedicando más a lo pedagógico y a traspasar ese aprendizaje. Soy de una generación que ha podido cantar con Lorin Maazel, Giuseppe Sinopoli, Gianandrea Gavazzeni… Con los grandes directores de orquesta y de escena. Soy una de las pocas que quedan ya que han cantado con esa generación de grandes intérpretes. Por eso quiero pasar toda esa sabiduría que también ellos me dieron. Un bagaje de 40 años en la música, con 40 discos grabados. El otro día me emocioné mucho con la actuación de Íliber Ensemble, que interpretaron las misas de Sebastián Durón, porque fui de las primeras que trajo esa música a España. Fue, además, una casa francesa y suiza la que me propuso hacer ese repertorio barroco español: Nebra, Hita, Durón… Esos compositores que se han ido desempolvando en estos años y que el Festival de Vélez-Blanco se ha encargado de mostrar. Fui una de las precursoras de ese repertorio.

- ¿Le falta algún sitio en dónde cantar?

- Me hubiera gustado cantar en Grecia. Pero lo cierto es que he estado en los grandes escenarios del mundo: Nueva York, La Scala de Milán, Buenos Aires, Los Ángeles, en el Palais Garnier (ópera de París), en la Ópera de La Bastilla...Me he paseado por todo el mundo durante 40 años. En mi casa tengo una enorme biblioteca de todos mis programas, que voy a donar a Navarra. Incluso tengo grabaciones en cassette muy peculiares, que no se han hecho nunca. Hice muchas cosas novedosas.

- ¿Cuál ha sido la obra más complicada que ha hecho en su carrera?

- Pues, junto a una escena de Bob Wilson, creo que ‘Pelléas et Mélisande’ (Peleas y Melisande), de Claude Debussy, es una de las obras más difíciles que he hecho. También me atreví a hacer los cuatro personajes de ‘Los Cuentos de Hoffmann’, algo que hace poquísima gente. Lo estrené en Houston y luego en La Maestranza, en Sevilla. Nunca he sido una intérprete al uso, he hecho cosas diferentes.

- ¿Hay algún director que le sorprendiera positivamente?

- Me encantaba trabajar con Sinopoli. Ha sido el director que más me aportó musicalmente. Tenía una vitalidad enorme. Pasaba algo cuando se ponía en el podio. Y en música antigua, René Jacobs fue un maestro que me enseñó mucho. Con él hice ‘La Calisto’, una de las obras que más he interpretado.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios