Forma Antiqva construye un puente entre el Barroco y el folclore del norte de España

Aarón Zapico dirigió "De sópitu" en un una nueva participación de los asturianos en el Festival de Música Renacentista y Barroca de Vélez Blanco

El festival de Vélez Blanco también es una gran escuela de música e historia

Aarón Zapico, director de Forma Antiqva, durante la presentación del concierto.
Aarón Zapico, director de Forma Antiqva, durante la presentación del concierto. / Javier Alonso

Con De sópitu, Barroco y música popular. Canciones, fandangos, saltones, xiringosas, giraldillas y otros brincos del Norte, el programa que Forma Antiqva interpretó en la noche de lunes en el Festival de Música Renacentista y Barroca de Vélez Blanco (FestiMUVB), el público se encontró frente a “la música de siempre tocada como nunca. Una música tradicional tocada con articulaciones, con ornamentaciones y con una profusión de instrumentación inhabitual”. Así es como Aarón Zapico, director de Forma Antiqva, define este programa que, desde febrero pasado, tiene también forma de disco. De sópitu es, sin duda, un desafío a las categorías musicales y, a la vez, una celebración de la música. Un puente entre la música barroca y el folclore del norte de España.

El repertorio que sonó en la iglesia del Convento de San Luis mostró la riqueza de una amalgama de piezas que brincan de una a otra de las villas del Cantábrico español, mutando y manteniéndose vivas y actualizadas a lo largo de los años. El programa es, además, una simbiosis de instrumentos históricos con el folclore, de la tradición oral con la académica y, en definitiva, una experiencia que requiere una alta dosis de creatividad en su creación y en su interpretación. Si el desempeño de los instrumentistas fue maravilloso, la voz de Pablo García López, y su esfuerzo a lo largo del concierto, es brillante.

De sópitu, explica Zapico, “es una expresión asturiana que se puede traducir como ‘de repente’. Algo que sobreviene sin previo aviso, sin sospecha alguna. De manera descarada. De sópitu nació hace muchos años, aunque aún sin ese nombre”. Zapico sitúa su germen en La Haya, Holanda, “mientras estudiaba clave y devoraba repertorio en la biblioteca del conservatorio. Especialmente, aquel de William Byrd y los virginalistas ingleses, manuscritos italianos tempranos de danzas hipnóticas o ampulosas pastorales francesas”. Al músico, la robusta raíz popular de aquellas partituras le sonaba muy próxima, similar a algo vivido por él. “No dejé de sentir esa sensación de cercanía con cierto repertorio durante los años siguientes; una conexión fuerte entre mi hoy y alguna música de hace 300 años que no sé verbalizar o identificar pero que sé que está ahí y que la encuentro en muchos autores, formas musicales y géneros”. Años después, el resultado se ha materializado en este programa, compuesto por seis secciones inspiradas en figuras de la mitología asturiana y que funcionan como una escena viva, donde la música se transforma, se mezcla y se reinventa con una mirada actual que entiende la tradición como algo dinámico y en movimiento.

Uno de los momentos derl concierto de Forma Antiqva en el Festival de Vélez Blanco.
Uno de los momentos derl concierto de Forma Antiqva en el Festival de Vélez Blanco. / Javier Alonso

De sópitu es también, según ha contado el propio Zapico en los medios de comunicación, una declaración artística valiente y profundamente personal suya y de su grupo. Lejos de ser una simple recopilación de piezas tradicionales del norte de España, el proyecto propone una lectura radicalmente nueva. Zapico aplica técnicas barrocas a un repertorio popular que, en sus palabras, “había sido olvidado por la academia española”. El resultado es una fusión honesta y emocional, donde la perfección técnica cede paso a la expresividad directa, incluso con notas imperfectas o voces quebradas.

Aunque el repertorio tiene raíces en el ámbito celta —Asturias, Galicia, Cantabria, Irlanda—, el director de Forma Antiqva evita encasillamientos y defiende una aproximación libre, donde la emoción guía más que el estilo. La colaboración con el tenor Pablo García López refuerza esta visión: su voz, despojada de impostación, se convierte en un instrumento emocional más. De sópitu no es solo un experimento musical, sino una forma de tender puentes entre tradición y modernidad, entre lo académico y lo popular, con una autenticidad que conmueve.

Forma Antiqva, con más de dos décadas de trayectoria, es uno de los conjuntos más influyentes de la música clásica en España. Invitados habituales en los principales teatros y festivales del país y del extranjero, han sido embajadores del patrimonio español en escenarios como el Rudolfinum de Praga, la Expo de Dubái o el Festival de Händel en Halle. Su discografía, publicada por el prestigioso sello alemán Winter & Winter, ha sido aclamada por la crítica internacional.

De hecho, no es la primera vez que Forma Antiqva actúa en el Festival de Vélez Blanco. La última vez fue en 2023 con la ópera Los elementos, del compositor Antonio Literes. También formaron parte del cartel en 2021 con Farándula Castiza, obra que interpretaron en el patio de honor del castillo.

Aarón Zapico, al frente de esta nueva aventura musical, es una de las figuras más destacadas del panorama actual. Su labor como director, docente y creador de proyectos innovadores ha sido reconocida con numerosos premios y distinciones. De sópitu se suma a una larga lista de propuestas que, desde la excelencia artística y el compromiso con el patrimonio, siguen ampliando los horizontes de la música antigua en el siglo XXI.

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