Resonancias de Scriabin

Mapa de Músicas | Miguel Ángel Acebo. Pianista

En su primer CD, el pianista almeriense Miguel Ángel Acebo tiende un puente entre el fuego esotérico de Scriabin y la música de cuatro compositores españoles vivos

El pianista Miguel Ángel Acebo (Almería, 1984). / Lara Santaella
Pablo J. Vayón

09 de noviembre 2025 - 07:12

Miguel Ángel Acebo nació en Almería hace 41 años, pero vive en Madrid, desde donde el pasado miércoles me atendió vía telefónica para comentar su primer disco, que acaba de publicar el sello IBS Classical con el título de Scriabin Notebook. “Sí, ese título porque quería hacer alusión a los cuadernos de notas de Scriabin que publicó creo que Oxford University Press”, y añade que su interés era situar la última etapa del compositor, la más imbuida de pensamiento esotérico, en diálogo con creadores españoles actuales. El proyecto se anuncia así como un cuaderno de trabajo: fragmentos, notas y ecos que han determinado un repertorio con el que busca no tanto ilustrar como provocar una experiencia ritual en el oyente. “La palabra clave es resonancia”, dice, y esa insistencia marca la escucha del disco: no se trata únicamente de la sucesión de motivos o de la articulación formal, sino de los espacios sonoros que quedan entre las notas, de las vibraciones que prolongan y trasforman el sonido hasta hacerlo otro.

Esa misma idea permite entender la presencia de piezas de muy diverso signo dentro del mismo programa. “En Lo fijo y lo volátil de López López la electrónica crea un colchón espectral de resonancia detrás del piano, tan apasionante, tan apabullante”, me dice; en los Jardines (de espejos, de fuego) de Sánchez-Verdú “la escritura dispone tempi y capas que se solapan como realidades independientes”, reflejando la noción del espejo y la doblez que el propio Acebo asocia con el mundo scriabiniano; en Torres –“el más clásico de todos”– la contemplación (Semejante a la noche, que parte de San Juan de la Cruz) y el silencio (Laberinto de silencios) construyen marcos en los que la resonancia queda implícita, no menos presente por ello. “El laberinto implica sombra, secreto, tránsito. El silencio, cuando es compartido, constituye la forma más intensa de comunidad”, comenta el almeriense. Y en el caso de Francisco Domínguez, autor al que Acebo encargó expresamente Approaching Mysterium para este disco, la búsqueda resulta explícita: “Se fue directamente a Scriabin. Partió de lo poco que ha quedado de Mysterium, ese proyecto final del compositor ruso, pensado para ser ofrecido en el Himalaya y en el que no habría espectadores, pues todos los presentes participarían de una obra ritual que involucraría a todos los sentidos”. Y continúa: “Francisco Domínguez realizó un audaz estudio de las posibilidades de vibración por simpatía del instrumento, hasta conseguir, a través del pedal central del piano, un tratamiento originalísimo, que hace que el sonido vaya de resonancia en resonancia”.

El vínculo con Scriabin queda, además, registrado en una lectura histórica y filosófica: la música tardía del ruso no es un mero lenguaje estético, sino toda una cosmología, que enlaza con el universo de los idealistas alemanes, aunque llegando bastante más lejos. Scriabin entendía la música como vía iniciática; sus ensayos y cuadernos insisten en la idea de que el sonido está llamado a revelar un orden unificado. Acebo recupera aquí esa imagen del rito scriabiniano a partir de cuatro obras (sus Opp. 61, 63, 72 y 73), escritas entre 1911 y 1914 y en las que “se desvela una prodigiosa correspondencia entre el pensamiento de Scriabin y su lenguaje compositivo”.

Acebo desvela el discurso metafórico de Scriabin: “Usa el fuego como sinónimo de deseo, que es impulso creador, impulso de construcción de la propia realidad, lo que es capaz el ser humano cuando imagina sensaciones nuevas, combinaciones y significaciones diferentes”. El fuego se hace así representación de la vida. Pero paralelamente hay una visión sórdida de la noche. “Según Manfred Kelkel, que escribió un libro referencial sobre el compositor, el personaje de Prometeo es en él perfectamente equiparable al de Lucifer”. Esto, según Acebo, se corresponde admirablemente con las ambigüedades desconcertantes de su armonía. “Las tensiones armónicas, basadas en las funciones de tónica, dominante y subdominante, se diluyen y pasan a situarse a distancia de tritono (¡el diabolus in musica medieval!), siendo simétricas en ambas direcciones. Estas relaciones de tritono tienen un carácter estructural y crean una sensación permanente de ambigüedad, como por ejemplo en el llamado acorde místico o acorde de Prometeo.” Estas ambigüedades armónicas, concluye el pianista almeriense, “nos arrojan a un escenario desconcertante: no sabemos si estamos a uno u otro lado del espejo, si estamos en tensión o reposo (en tónica o dominante)”. “Esa idea acaba con las relaciones tonales convencionales”, afirma Acebo, y en ello reside también la afinidad con las piezas españolas escogidas: todas ellas comparten una voluntad de descentrar la escucha, de sustituir la progresión teleológica clásica por paisajes de resonancia y reflejo.

En mayo de 2024, en el mismo Auditorio Manuel de Falla de Granada donde cuatro meses después realizaría la grabación del álbum, Miguel Ángel Acebo ofreció ya este programa (“sin la obra de Domínguez, que aún no estaba concluida”) y lo hizo de forma singular: “Sin interrupciones. Pedí que no se aplaudiera entre las obras. Quizás fuera un poco radical para el público, pero quería crear esa sensación de ritual y me sobraban los aplausos”. Lo hizo también luego en Sevilla, en el Cimucc, el ciclo de música contemporánea del Conservatorio Profesional Francisco Guerrero, y para la presentación oficial del CD está buscando el sitio adecuado en Madrid: “Será en enero, seguro. Quizás en el Ateneo”.

Mientras, Miguel Ángel Acebo proyecta ya una futura grabación de las Sonatas para violín de Bartók junto a Jesús Darío Dorado y una nueva colaboración de mayor formato con Francisco Domínguez (“acaso con electrónica”), pero insiste en que Scriabin Notebook es una declaración de principios: “Me interesan los proyectos conceptuales, esos que tienen que ver más con la filosofía o la antropología en sentido amplio que con la musicología o el formalismo artístico. Eso es lo que me mueve como intérprete”.

Scriabin Notebook. Miguel Ángel Acebo (IBS Classical)

La ficha

SCRIABIN NOTEBOOK

Jesús Torres (1965):Laberinto de silencios [2012] / Semejante a la noche [2013]

Aleksandr Scriabin (1872-1915): Poème-Nocturne Op.61 [1911]

José Manuel López López (1956):Lo fijo y lo volátil* [1994]

Aleksandr Scriabin: 2 Poèmes Op.63 [1912]

José Mª Sánchez-Verdú (1968):Jardín de espejos [2017] / Jardín de fuego [2021]

Aleksandr Scriabin:Vers la flamme Op.72 [1914]

Francisco Domínguez (1993):Approaching Mysterium [2024]

Aleksandr Scriabin: 2 Danses Op.73 [1914]

[*Con electrónica]

Miguel Ángel Acebo, piano

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