Un completo disparate

Marc Casado intenta robarle el balón a Camavinga durante un encuentro de la Supercopa de España.
Marc Casado intenta robarle el balón a Camavinga durante un encuentro de la Supercopa de España. / Alberto Estévez

22 de enero 2025 - 03:08

Tuvo lugar este pasado fin de semana la Supercopa de España de fútbol sala, la cual se estuvo celebrando tanto el sábado como el domingo en el Palacio de los Deportes de Cartagena y saldándose con el conjunto anfitrión como campeón en lo que fue una fiesta del fútbol sala español. Algo que, en lo que a fútbol respecta, se le viene privando a los aficionados españoles después de que la Supercopa de España, ya bajo el mandato de Luis Rubiales, fuera mandada a Arabia Saudí, un país en que no se respetan los derechos humanos ni los de las mujeres, a cambio de ingentes sumas de euros. La enésima de que lo económico parece estar por encima de todo e incluso los valores. Una competición que durante la celebración de la edición del presente año ha ido un paso más allá con los acontecimientos vividos por parte de aficionados e incluso familiares de los equipos participantes como los del Mallorca, quienes llegaron a reconocer que habían recibido toda clase de menosprecios por parte de la afición saudí y que incluso las mujeres habían sufrido acoso sexual a la salida del estadio a la conclusión de la semifinal que enfrentó a los baleares con el Real Madrid. Unos lamentables acontecimientos que deberían hacer replantearse seriamente si realmente vale llevar hasta Arabia la Supercopa de España, que más bien debería llamarse ya de Arabia, a cambio de un puñado de euros. Sin embargo, para colmo observamos como ahora incluso desde la Real Federación Española de Fútbol comienzan a plantearse llevarse incluso la Supercopa femenina, tal y como se desprendió de las declaraciones del señor Rafael Louzán, el nuevo presidente de la RFEF, durante sus declaraciones a la televisión con derechos. Algo para lo que debería costar dar crédito. Un país que ni mucho menos respeta a la mujer acogiendo una competición femenina, si bien ya estamos viendo como todo vale para blanquear a un régimen dictatorial como el de Arabia Saudí dentro de la campaña que desde años atrás viene realizando para lavar su imagen a través del deporte a cambio de millones y millones de euros. La Supercopa de la vergüenza.

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