Ya huele al humo anunciado desde hace algún tiempo por las instituciones nacionales e internacionales que se dedican a esto del dinero. Hemos conocido que la inversión extranjera cae un 45 %, niveles por debajo de la pandemia. También el cierre de 20.000 PYMES (pequeña y mediana empresa) en agosto y otras 90.000 en quiebra técnica. Lo esperado, por desgracia, ha llegado. Lo preocupante de esto es que el Gobierno sigue diciendo que el crecimiento de este país es el mejor de la Unión Europea. Miren, yo si fuese extranjero y encima tuviera una multinacional, tal y como está la cosa aquí, me olvidaría. Primero, por los impuestos anunciados (como el de las eléctricas o la banca) y segundo, por el desorden político del país. Lo bueno que tiene Sánchez es que cae bien a Von der Leyen y acredita su intervención en el gravamen que he citado antes, pero con un matiz: solo si hay beneficios. Algo que tendremos que aguantar durante su campaña en la calle y su frase será la de: "España es un país ejemplar en política energética". Tenemos que asumir que en Bruselas cae en gracia el inquilino de la Moncloa. Pero los datos no mienten, solo preocupan. Fuera de nuestras fronteras nadie tiene ni idea de lo que ocurre aquí. Tenemos un Ejecutivo que solo se desdice. El último ejemplo ha sido el de limitar precios a alimentos básicos. Una situación que crispó a Luis Planas. Algo raro para ser un ministro sosegado y tranquilo. Parecido ocurrió con Robles por la abstención de Podemos para apoyar la entrada de Suecia y Finlandia en la OTAN. ¿Qué país va a salir adelante en una economía de guerra, si ellos mismo se pelean y no afrontan con rigor el problema? Un sinfín de desavenencias que la oposición tampoco sabe abordar muy bien. Lo de mandar solo un papel y no reunirse queda flojo. Es decir, si usted fuese inversor y viese todo día esto saldría dirección al aeropuerto a coger el primer avión. Para colmo, si fuese británico y estuviera en la península esta semana y encendiera la televisión para ver con añoranza el funeral de Isabel II (más largo que un viaje Almería-Madrid en tren), se quedaría pasmado porque aquí lo único que vería es una retrasmisión que consiste en poner verde a Juan Carlos I y analizar las caras de la reina Letizia hacia su suegro. La semana pasada les hablaba del reniego y esto es un ejemplo con este texto. Lo bueno es que próximamente veremos el documental sobre la vida del presidente y se verá proyectada la 'maravilla de país' que tenemos. Y es que ya saben, aquí enterramos también bien y hacemos fotos en escalera con moqueta roja muy buenas.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios