Las contradicciones de Garzón

Don Alberto, las medias verdades no se aguantan. La realidad siempre prevalece

Si buscásemos la iconografía del perfecto comunista, nadie dudaría en excluir al diputado Alberto Garzón. No solo por lo que aparenta hacia afuera, un clasismo desentonado con la lucha obrera, sino también hacia adentro, conductas contradictorias y discurso político diluido, cuando no adulterado. El resultado de su gestión cada día es más visible, y no solo hacia afuera, con pérdida de votos y la búsqueda desesperada de alianzas con otras fuerzas ante la decadencia de su partido, sino hacia adentro. Y si no, ahí tienen el último episodio sufrido por Gaspar Llamazares.

Izquierda Unida, y todas las familias que la componen, cada día menos, con el "tutti frutti" de sensibilidades y grupúsculos de izquierda que se han ido mudando a Podemos, incluida la propia Izquierda Unida, no va por buen camino, y parece que nadie ahí dentro se da cuenta, o les da igual.

Y hoy hablamos de Garzón porque ha vuelto a contradecirse.

Otra vez. Alberto, no se puede estar en misa y repicando. O dicho de otro modo, también con refrán: si dices las verdades, pierdes las amistades.

Con motivo de la autoproclamación del opositor venezolano Juan Guaidó como nuevo presidente de Venezuela, no tuvo mejor ocurrencia el líder izquierdista que arengar en un tuit al ejército "bolivariano" de Maduro para que actuase. Y resaltamos la palabra ocurrencia por los prejuicios que a él mismo le produjo su frase, ya que un momento después la borró de su cuenta, maquillándola con un grandilocuente deseo de paz y diálogo. Cándida hipocresía.

Ahí está su contradicción, decir lo que piensa realmente, y desmentirlo rato después, por el miedo al qué dirán, por simple "postureo" doctrinario. Cayó en la cuenta de que un progre de izquierdas y defensor del proletariado como él no puede, a la vez, también defender la existencia del ejército, del uso ordenado y proporcionado de la fuerza cuando resulte necesario, que tampoco era éste el caso, porque las masas venezolanas se alzaban contra la dictadura del hambre, de la pena, de la represión política y la desfachatez. Ejército, ¿para qué?

Don Alberto, las medias verdades no se aguantan. La realidad siempre prevalece. No es bueno esconderse tras palabras bonitas, no se ponga de perfil. Llame a las cosas por su nombre, y no se avergüence por ello. Cada uno es lo que piensa, no lo que aparenta a los demás. Los comunistas de salón no existen. El comunismo es otra cosa.

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