Cañas, con tapa de Libertad

La palabra es un arma de destrucción masiva en boca de cualquiera. Y como buen militar, se ha de estar entrenado en su uso

Dicen los máximos defensores de la palabra que es el arma más poderosa. Pero suelen decirlo, en un contexto en el que el adversario se ha armado militarmente hasta los dientes, para solidarizarse con la parte débil en un conflicto, a través de una construcción romántica de la realidad distópica. Pero no es sólo el romanticismo quien vive de la palabra; también los asesinos en serie más eficaces. Así se ha consolidado en el tiempo el aparato de publicidad de los 11 principios de Goebbels, tan útil para convencer a todo un pueblo de que la barbarie es su libertad.

La presidenta de la CAM ha conseguido liderar todo un movimiento libertario al grito de la idiosincrasia madrileña y las cañitas de cerveza. Su caso es paradigmático: no se tiene en pie en un debate público. Pero esa es la gracia del asunto: las ideas ya no se debaten, basta con colgarlas en la red. Porque vamos a ver, ¿acaso a este personaje público, de una pujanza que hasta el expresidente que veía armas de destrucción masiva ve en ella la reencarnación de sus políticas, se le puede hacer valer en su boca la palabra libertad? Pues sí, porque la palabra es un arma de destrucción masiva en boca de cualquiera. Y como buen militar, se ha de estar entrenado en su uso. IDA, lo está. ¿Y el pueblo?

El pueblo ya no canta a la "Libertad sin ira" de Jarcha, porque ya hizo la Transición una generación que no quiere que sus hijos sufran lo que sus abuelos; el pueblo sólo sabe que Nino Bravo fue un gran cantante que se mató en accidente de tráfico, pero poco de que su "Libre" fue el homenaje a un alemán del Este abatido cuando huía del Muro; el pueblo ya no canta "Para la libertad" de Miguel Hernández en boca de Serrat. Y es que una de las consecuencias de tomar la iniciativa es que pillas al otro con el paso cambiado y, por tanto, la respuesta es la del rechazo desorganizado: así como cuando eres forofo de un equipo y desprecias a Cristiano, Modric y Benzemá porque no son de los tuyos…

Bueno sería recordar a esta altura de la película que Cristiano, Modric y Benzemá, "ya están en su casa", porque otros los han puesto en su sitio. ¡Qué grande es el fútbol! Y es que, si seguimos jugando con las palabras, sólo nos quedará el chiste, el chiste de un "corazón partío", como el de nuestro emérito cuando el viernes tanto España como Suiza lo llenen de sentimientos ¿encontrados? Pues eso, que encontremos lo que haga falta.

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