Paseo Abajo

Juan Torrijos

Unos al Congreso, otros al Senado

Qué vergüenza, cientos de presuntos delincuentes entrando en el Congreso y el Senado

Los llamados presuntos delincuentes del PP están llamados por el PSOE a declarar en el Congreso de los leones por las compras de mascarillas durante el tiempo de pandemia. Los llamados presuntos delincuente del PSOE están llamados por el PP a declarar en el senado de la piscina por las compras de mascarillas durante el tiempo de pandemia.

Nada se dice de los presuntos delincuentes de la Izquierda Republicana de Cataluña o de los presuntos delincuentes del Pnv vasco en el mismo caso de las mascarillas. No me creo que solo los del Pp y los del Psoe metieran la mano en el cajón de las mascarillas.

Puesta así la historia de las mascarillas y de los políticos, con cientos y cientos llamados a declarar al congreso y al senado, tiene uno la impresión de que estamos ante una casta política donde mandan y dominan los chorizos, junto a sus familias, no nos olvidemos de ellas.

¡Qué vergüenza! Qué imagen estamos dando, cientos y cientos de presuntos delincuentes entrando en los que algunos llaman los templos de la democracia, del juego limpio, de la palabra. No me digan que no es una pena hasta dónde ha llegado el prestigio de estas instituciones en manos de los presuntos delincuentes-políticos que han sido llamados a declarar, y que no son todos los que tendrían que estar y que metieron la mano en las cuentas de las mascarillas.

Temo que no vamos a ver a ninguno de los citados a las distintas comisiones entrando en prisión, que es lo que tendría que ocurrir. Se nos van a ir de rositas. Ya lo dijo hace unas semanas en vivo y en directo, con cierta valentía que no vemos en otras voces, el obispo Munilla, “se ha modificado el código penal para evitar que los políticos entren en la cárcel”. Obispo Munilla, con un par. Que vayan aprendiendo otros pregoneros, así se llaman, de la voz de la iglesia en la tierra.

Por la baja Andalucía el caso de Griñán hace crujir los dientes al personal que quiere creer en una justicia para todos por igual. ¡Y un mojón, que diría el castizo! El gobierno tiene en su mano el que entre o no en prisión. ¿Ustedes que creen que pueda ocurrir? ¿Entrará o no entrará, traspasará o no traspasará las puertas de cualquier Acebuche de nuestra comunidad? Lo triste es que estamos en manos de una sola persona, y cuando se llega a esa situación estamos muy cerca de una dictadura. Cuando la justicia no tiene la última palabra, cuando tiene que ser un presidente el que diga si Griñán entra o no en la cárcel, esta sociedad está abocada a una triste oscuridad.

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