Cuidado con los conspiranoicos

La conspiranoia se difunde porque nuestro sistema confunde la formación intelectual con la capacitación profesional

Antes me causaban compasión, hilaridad y algo de desdén, no lo negaré. ¿Todo el proyecto Apolo fue un montaje de la NASA para que no se supiera que la Tierra es plana? ¿Un par de sociedades secretas se disputan la posesión y control del Santo Grial? ¿El mundo es una lucha constante de Illuminati y reptilianos? Una buena: las Ketchup no cantaban "Aserejé", sino "A ser hereje"... ¡Caramba, que Bill Gates no necesita meternos un chip 5G con las vacunas: le bastaría asaltar la base lunar secreta de George Soros y robar el anillo de Sauron, que no desapareció porque Gollum se agarró a una de las águilas!

Es fácil ponerse estupendo vinculando conspiranoia y superstición o diciendo que la superstición es el error de un loco (Séneca), que acabando con la superstición no se elimina la religión (Cicerón) o que la religión es el culto del dios verdadero y la superstición lo es del falso (Lactancio). Qué cansancio. Al final, la conspiranoia es una versión "millennial" de la "superstitio", se difunde porque nuestro sistema confunde la formación intelectual con la capacitación profesional y se disemina por las redes sociales cabalgando a lomos de la desinformación. Los conspiranoicos, privados de formación e información, necesitan entender un mundo demasiado complejo para sus capacidades y se creen que puede haber alguien capaz de trazar un plan perfecto: no dejan de ser unos románticos.

Sin embargo, quienes se tragaron los Protocolos de los Sabios de Sión provocaron o aceptaron el Holocausto y aún lo niegan y defienden a los nazis. Quienes se creyeron lo del contubernio judeo-masónico aplaudieron y consintieron la persecución y exterminio de judíos, masones, republicanos, comunistas, homosexuales y, en general, demócratas. Hoy, los negacionistas de las vacunas se mueren en las UCI o mandan allí a sus víctimas. Mañana, si vuelven a gobernar los trumpistas (con o sin él, da lo mismo), el cambio climático volverá a ser una conspiración ecocomunista y millones de personas morirán por culpa de una conspiración auténtica: la conjura de los necios. Antes, los conspiranoicos me provocaban desdén, hilaridad y compasión, pero eran otros tiempos; ahora, con lo que tenemos encima y lo que se nos viene, no puedo mantener ese distanciamiento. Al tragarse y transmitir tantas idioteces, esta gente provoca desolación, dolor y muerte. Ya no me hacen ni maldita gracia: me parecen un peligro.

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