El 23 de Julio que viene tiene mala pinta para el PSOE: porque los cargos afectados en el siniestro ya no quieren al jefe como lo querían ni creen en él como creían. Tampoco lo quieren como lo querían PNV, BILDU o ERC; y el tren de Yolanda… veremos si pita más que anda.

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El Palacio de La Moncloa tiene goteras. Necesita con urgencia que cubran sus terrazas con una buena capa de tierra roya, refractaria y morada como los hábitos de Semana Santa y las camisas y blusas que visten quienes hicieron una promesa. Con tanta lluvia estos días confirmando el pronóstico meteorológico que hicieron semana atrás las hormigas enloquecidas del campo, es, también, aconsejable que revisen las canaleras para que el agua caiga, violeta y santa, sobre las cabezas que pensaron lo que pensaron en la madrugada del 28 al 29 de mayo. En sentido figurado, o con licencia poética, convengamos que también las cabezas más poderosas del gobierno, al parecer, tienen goteras. O es que carecen del don de las hormigas. Si lo tuvieran, y no fueran zonzos del todo, hubieran barruntado la catástrofe que llegó a contra corazón y contra razón de ellos mismos, y del CIS y su numeroso equipo de ilustres adivinadores electorales. Qué noche la de aquel domingo… es verdad. El estupor hizo a Pedro crujir los dientes. Al verlo así, Oscar y Antonio notaron amargor en el cielo de la boca, temblor de canguelo.

- ¡¿Qué hacemos con la extrema derecha y la derecha extrema Presidente?!

- ¡Se van a enterar! Que vengan ahora mismo María Jesús, Santos y Félix.

- ¿Tezanos?

- No, ese no; el otro.

Al poco, estaban allí, conocieron la decisión del convocante, aplaudieron con entusiasmo, sin el menor amago de contrastar pareceres sobre la idoneidad de la fecha, o evaluar el grado de entusiasmo que aportarán en la campaña los alcaldes y presidentes autonómicos despojados de sus responsabilidades y privilegios, sintiendo como sienten que han sido las incontables torpezas de Sánchez lo que los tiene ahora descabalgados. El 23 de Julio que viene tiene mala pinta para el PSOE: porque los cargos afectados en el siniestro ya no quieren al jefe como lo querían ni creen en él como creían. Tampoco lo quieren como lo querían PNV, BILDU o ERC; y el tren de Yolanda… veremos si no pita más que anda. En cuanto a lo que pueda dar de sí o de no la presidencia de la Unión Europea, mis paisanos dicen, “importa poco”. Y, lo otro: la Secretaría General de la OTAN; de ser elegido ¿se atrevería Pedro Sánchez a decirle a Mohamed VI que Ceuta y Melilla estarán protegidas por la OTAN porque siempre serán españolas? Muchas goteras. Mucha tierra roya hace falta.

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