Incompetentes

Mira que lo disfrutan con el 'voy, no voy, estos sí, estos no, aquellos sí, aquellos no…'

Ni idea. Ignoro a qué políticos del PP señala Esperanza Aguirre con el epíteto de niñatos, principalmente porque la mayoría de los políticos, por no decir todos, en lugar de niñatos son unos incompetentes. En el Partido Popular andan en la camorra absurda e infantil de quién se hará dueño del esférico madrileño que viene a ser como jugar una Champions de andar por casa e inoportuna. Es sabido entre la chavalería que el amo del balón decide campo, faltas, goles, penaltis y cuando termina el partidillo. Parece ser que a Díaz Ayuso solo la dejan jugar en el estadio de la Puerta del Sol, todo lo demás es considerado fuera de banda y ahí la esperan si traspasa la línea lateral, o sea, si pisa los callos de los cabecillas actuales. Así pues, el principal partido político de la oposición contiene intramuros otra oposición con la que tocar el violón, en lugar de desempeñar lo que le corresponde.

El disparate del Partido Popular es el rendibú a un Sánchez, no nos dejemos engañar por la demoscopia, que saca tajada de cualquier charco. Tal cual un Luis XIV de Francia, Sánchez, con el poder de un rey absolutista sin ser rey, ni ser dios pero como un dios, levantó el pulgar: 'vacúnense incluso a los que no me votaron'. Y el incompetente, o eso piensa Ábalos, envuelto en armiño regresó a su trono desde el que preside a los de su cuerda y también a sus discordes. Lo cual viene a referir que en algunos palacios se rompen las vajillas, del mismo modo que se hacen añicos en Galapagar, es un decir.

Los políticos incompetentes, no niñatos según definición de Esperanza Aguirre, lo mismo se entretienen con juegos de mesa totalmente ineficaces más allá de la foto conveniente, que enredando con las escondecucas, escondidillas o amagos. Mira que lo disfrutan con el 'voy, no voy, estos sí, estos no, aquellos sí, aquellos no…', y así de seguido. Si hablamos de cumbres, el deleite es ya inconmensurable, da igual la forma geométrica: bilateral, trilateral, octogonal, cuadriculada, como sea, el caso es que haya teatrillo, propaganda baratilla y, al postre, declaraciones cínicas.

En el entretanto, mientras los incompetentes viven, disfrutan y se entretienen insultantemente, la ciudadanía resignada (que ésta es otra) anda pendiente de la hora porque en pleno siglo XXI la electricidad es un bien inalcanzable para mucha gente. Apaguemos, no sea que nos metan la factura por dónde usted y yo sabemos.

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