En tránsito
Eduardo Jordá
Mon petit amour
Como las generaciones de las hojas,así las de las palabras y sus modas. A lo largo del tiempo, he visto cosas rollo moderno, taco buenas, mazo molonas, megachachis telojuroossea o convertidas en un revoltijo imprecisamente grande: un mogollón. He visto cómo el caserón de siempre se ha vuelto casoplón y un zasca el corte de toda la vida. Por no guardar silencio o no ser capaz de encontrar un término adecuado y descriptivo, todo se hace, dice o siente así como en plan y las cosas pueden ser, en referencia a aquella profesión que mi abuelo Lorenzo identificaba con el arrendamiento de bajos comerciales, putobuenas o putochungas. No nos subamos a la parra: solo son modas. En la comunicación de los políticos (no me la confundan con la comunicación política, por favor) también hay comodines y comodones que usan según qué cosas con fruición, reiteración y, yapuestos, poco procesamiento intelectual previo. La imitación de la expresiones del jefe es parte de las señas del partido: "puedo prometer y prometo","váyase", "y tal", "la señora (o el señor) Quien sea miente" y en cualquier votación autonómica se dirime el futuro de la libertad del género humano. Estas palabras y dichos, con el uso y abuso, se deslustran, se desgastan y pierden sus filos hasta que otra supertrendy las releva. Camino del patíbulo de la oratoria barata, las expresiones pierden vistosidad, elegancia y significado.
El diablo no está en los matices, sino en su ausencia. Ahora se estila sustituir la mentira por la falacia: ya nadie miente, sino (miedo me daproponer el invento, no vaya a calar) "falacea". Sin embargo, son realidades distintas. Mentir es un verbo, una acción relacionada con la raíz men-, "pensar", la misma que vemos en la mente y en el demente. Una falacia, como sustantivo, es una cosa y se relaciona con el verbo latino referido a equivocarse o inducir a error (llevar a un "epic fail", vamos). La mentira sale de la mente; la falacia apunta al receptor. La mentira es una conducta; la falacia, el resultado de un adiestramiento. La mentira es connatural; la falacia es un procedimiento técnico que se estudia y enseña en la Retórica. Decirle a alguien que miente es el preludio de un duelo a garrotazos; chillar que se ha dicho una falacia se da por bueno como si insultara sin zaherir y agrediera sin ensañarse. O acaso cada vez se conoce peor nuestra lengua y se confunden las palabras. Mola.
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