Quejarse une mucho

En el PNV hay una relevante corriente que proclama que pactar con Sánchez va en contra de sus ideas

Las próximas elecciones vascas van a celebrarse sin la candidatura a presidente de Iñigo Urkullu, el político más popular a tenor de todas las encuestas. Algo insólito que muestra la particular idiosincrasia del partido que más poder ha acumulado en la sociedad vasca. En el PNV siempre han cohabitado dos almas ideológicas y dos polos de poder. Por un lado, un espíritu radicalmente nacionalista con la independencia como ensoñación; y de otro uno más moderado, enfocado en la gestión bajo un ideario democratacristiano de centro derecha. El primero se saca a pasear durante los mítines; el segundo se ejerce con notable solvencia desde los principales despachos. Y en cuanto al poder, en una silla se sitúa la Presidencia del Gobierno, y en otra la Presidencia del partido. Es decir, Urkullu y Ortuzar, dos amigos provenientes del alma más pragmática. El primero presidía el partido y fue quien nombró al hábil Ortuzar como sucesor suyo al trasladarse a Ajuria Enea a dirigir el Gobierno. Años después, Ortuzar apuesta por sustituir a quien le nombró a él, en aras a renovar y rejuvenecer.

Pero hay algo más que un relato con tono shakesperiano. Dentro del PNV hay una relevante corriente que proclama que pactar con Sánchez, en un totum revolutum con Sumar, Podemos y Bildu, va en contra de sus ideas. Defienden que lo lógico hubiese sido favorecer un gobierno monocolor del PP y abstenerse. Entienden que sus votantes de centro derecha no se explican qué hacen apoyando las políticas de la izquierda radical y mucho menos el ir de la mano de Bildu, que es su principal rival cara a las próximas autonómicas. Otros creen que el PNV nunca podrá colocarse en la misma orilla que Vox. Todo parece indicar que Urkullu y Ortuzar ante esta tesitura se han situado en posiciones diferentes.

La Euskadi de hoy se cree moderna y es profundamente tradicional; sueña con llegar a la final de la Copa del Rey y cuando su equipo lo consigue se desgañita abucheando al Monarca ; vive satisfecha y autocomplaciente mientras descienden la calidad de la sanidad y la educación, lo que unido al cansancio lógico de tantos años de gobiernos del PNV, hacen que una parte preferentemente joven de la sociedad dirija sus votos hacia Bildu en un ejercicio de falta de memoria auténticamente vergonzante. Los habitantes de esta bellísima tierra aman sentirse diferentes y culpabilizan de sus problemas a los “otros”, algo que les equipara a los demás pueblos que habitan la tierra. Y es que quejarse, une mucho.

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