Libertad Quijotesca

Replicantes y suplicantes

"Quizás en los últimos momentos, amaba la vida más de lo que la había amado nunca, no solo su vida; la vida de todos" Blade Runner

Blade Runner de Ridley Scott (1982) es una de las grandes obras del séptimo arte. En algunos países de Hispanoamérica la película se tituló El cazador implacable. Uno de sus protagonistas, Harrison Ford, estuvo en Almería en 1988 rodando Indiana Jones y la Última Cruzada. Para 2023 se ha anunciado el estreno mundial de la quinta película de la saga. Volviendo a Blade Runner. Junto a Ford (Rick Dechard) Rutger Hauer (Roy Batty) Sean Young (Rachel) Daryl Hannah (Pris) y Edward James Olmos (Gaff) Forma parte de nuestro imaginario colectivo la densa y oscura atmosfera que la caracteriza, acompañada de una casi permanente lluvia. La luz viene de la mano de un guión brillante y de la banda sonora que Vangelis compuso para el film. Siempre hay que prestar mucha atención a los guiones de las películas de R. Scott. Son filosóficos y literarios. Invitan a pensar. Los humanos siempre necesitamos pensar, cuestionarnos lo que estamos haciendo. Por eso la tradición y la historia son tan importantes. Por eso, el totalitarismo lo primero que ataca es la educación, el conocimiento de la historia y la justicia. La película fue escrita por Hampton Larsden Fancher y David Webb Peoples. Los Blade Runner son el cuerpo de policía encargado de 'retirar' a los replicantes de humanos. Sucede que los replicantes aprecian lo rasgos de los seres humanos más que la humanidad misma. El duelo interpretativo entre Ford y Hauer es vibrante. La escena final de la película nos lleva en volandas ante lo que somos, con los monólogos del replicante Batty y el cazador Dechard. Lagrimas en la lluvia, en español lo dobló Constantino Romero. Inolvidable. En estos días he vuelto a ver la película. Batty le dice a Dechard "Es toda una experiencia vivir con miedo. Eso es lo que significa ser esclavo". Me inspira la siguiente reflexión. La indolencia ante la corrupción política y el sectarismo ideológico provoca la proliferación de humanos suplicantes. Elitistas, deshumanizados y deshumanizantes; apoyan indultos para que el poder político esté por encima de la Ley. Enmudecen ante la barbarie de la ministra de igualdad. Las perversiones destruyen civilizaciones. Así muere la democracia, que no es ni será perfecta, pero nos hace esforzarnos para vivir con nuestros adversarios. Impide que nos convirtamos en enemigos y nos aniquilemos. Espero ilusionada mirar la Puerta de Tannhäuser.

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