El maestro Sabina, en su canción "A Mis Cuarenta y Diez", dice estos versos: "A mis cuarenta y diez, / cuarenta y nueve dicen que aparento, / más antes que después, / he de enfrentarme al delicado momento / de empezar a pensar / en recogerme, de sentar la cabeza, / …//…/ Pero sin prisas, que, a las misas / de réquiem, nunca fui aficionado, / que, el traje de madera, que estrenaré, / no está siquiera plantado, / que, el cura, que ha de darme la extremaunción, / no es todavía monaguillo, / …//… / el día del juicio final / puede que Dios sea mi abogado de oficio. / Pero sin prisas, que, a las misas / de réquiem, nunca fui aficionado, /que, el traje de madera, que estrenaré, / no está siquiera plantado, / que, el cura, que ha de darme la extremaunción, / no es todavía monaguillo, …"

Yo también he sobrepasado los 40 y 10 ampliamente. Somos coetáneos y éramos clientes del mismo bar del Carril del Picón de Granada, aunque debo de reconocer que "los de Ciencias" aparecíamos por allí menos que "los de Letras". Cambiando de tema, y no por morriña, ya que lo vivido, vivido está, me quiero referir a otro asunto: las ganas de vivir. Pero antes, una premisa de partida, cada uno ha vivido el momento y las circunstancias imperantes en el mismo, que le ha tocado. En esto de la vida no hay no héroes ni villanos. Pero también hay que valorar las condiciones ambientales en que cada uno ha vivido y el futuro que ha deseado.

Por mi edad, no disfruté de libertad social, hasta sobrepasados los 23 años, edad a la que ya estaba pensando en trabajar y en casarme. Por lo tanto, mi educación era la que podía ser en una dictadura. Bien, pues tanto la educación, como la enseñanza, y el espíritu de respeto y honradez que me imbuyeron mis maestros, salvo alguna excepción, que por poco significativa no merece ser recordada, fueron valores de honradez, sinceridad y coherencia vitales. Ello desde la Escuela de don Manuel en la calle San Ildefonso hasta la Universidad de Granada. ¿Qué Educación y qué Enseñanza hay ahora? ¿Quién la quiere: el gobierno, los padres, los alumnos o los maestros? ¿De verdad que es un gobierno, provisional, que nadie sabe lo que va a durar, quien debe marcar "dogmática y rígidamente, a futuro" la educación, los valores, y la enseñanza de quienes serán ese futuro? ¿Qué futuro quieren los padres para sus hijos? Y los alumnos que ya están capacitados para decidir, ¿qué futuro quieren para sí?

"Porfa", sean todos sinceros y díganlo claro, pues hablamos del futuro de personas, ¡casi "ná"!

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