Desde mi experiencia

José Miguel Ponce

¡Vivan las madres! ¡Viva la vida!

Al cabo de los años nos hemos vuelto a comunicar con motivo de invasión de Rusia que sufre su país

Con estas dos expresiones, dichas en alto y con mucha fuerza, terminó Halyna Vrublevska su intervención en el acto final de la "Marcha por la vida" celebrada en Madrid el pasado 27, bastante silenciada por los medios. Halyna es ucraniana y fue mi alumna en la Universidad de Alcalá. Al cabo de los años nos hemos vuelto a comunicar con motivo de invasión de Rusia que sufre su país.

En su discurso Halyna recordó como con ocasión de otra manifestación similar conoció a Rescatadores Juan Pablo II, asociación que actúa en las puertas de las clínicas abortivas para evitar que las madres acaben con la vida de sus hijos. Gracias a su amiga Marta comenzó a rescatar vidas y a partir de entonces su vida cambió. En las cercanías de los abortorios es donde se vive el verdadero drama del aborto, que no es un derecho. "Lo que las mujeres queremos es otro derecho, afirmó Halyna, que consiste en sacar a nuestros hijos adelante y darle los cuidados y el cariño que necesitan". Pero también, quiso dar un mensaje de esperanza a aquellas madres que se dejaron engañar y abortaron: "He conocido a muchas haciendo rescates. A esas madres que abortaron, quiero decirles que siempre se puede empezar de cero". Las invitó a unirse al mundo provida para salvar a otros niños ya que no pudieron salvar al suyo, a aportar su testimonio para que lo conozcan otras madres. A hablar y denunciar, pues el silencio no arregla nada, a trasmitir sus experiencias y sentimientos después de haber abortado. "Al ver por primera vez a mi bebé en una ecografía y escuché el latido de su corazón, tuve la seguridad de que a mi hijo lo iba a cobijar en mi vientre a lo largo de 9 meses, dándole todo mi amor, como ahora que lo estoy cobijando entre mis brazos". Cuando lo aprieto contra mi corazón y le miro a sus ojos, recuerdo a tantos bebés salvados ya con sus madres, que pueden abrazarles y besarles como yo hago con el mío. Estoy convencido de que en lo más profundo de su ser cada madre sabe y siente que dentro de ella está creciendo una nueva vida, que debe ser acogida y amada con ternura. Para lo cual es importante conseguir que cada mujer embarazada reciba las ayudas y el apoyo necesarios, que el entorno social no siempre le ofrece. Halyna terminó diciendo: "Por favor, os pido a todos que seamos valientes para defender la maternidad y al bebé que cada madre lleva dentro de ella. Porque vivir vale la pena y cada vida es digna de ser vivida. ¡Vivan las madres! ¡Viva la vida!"

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