Vía Augusta
Alberto Grimaldi
La conversión de Pedro
No se puede negar que la feria de este año ha sido histórica, pero no vayan a pensar que ha sido solo por los cambios que se han producido por las obras en el Paseo. Ni mucho menos. Esta feria la lleva en vena la alcaldesa, María del Mar Vázquez. Loas y alabanzas por el cartel, lo contrario por el pregón, taxistas enfadados, y me cuentan que no es con la concejala, mi querida Mar García Lorca.
Los taxistas se quejan de algún funcionario del área, con el que es muy complicado llegar a acuerdos. ¿Y para qué está la edil? La batalla de flores no ha sido todo lo alegre y festiva que se esperaba, a pesar de los treinta mil claveles lanzados al viento. En el aspecto musical la cuestión ha ido mejor, no se han producido críticas, aparte de que el recinto del cultural solo había comida basura y cara.
En cuanto a la división de la feria entre cultura y demás áreas no se ha notado mucho, es más bien trabajo interno y enfados entre lo ocurrido en las mismas. El año que viene será el momento de saber si la feria tiene ese cambio que se viene buscando desde hace años, y que hasta ahora no ha dado resultados satisfactorios. Pero ha habido un caso grave con los limitadores y la huelga en la tarde del lunes por parte de los feriantes.
El sector no es fácil, son gente dura que se gana la vida como nómadas de pueblo en pueblo, soportando a políticos de festejos inútiles, fantasiosos, en el fondo dictadores. Los hay también buenos, como en toda clase social y política. No debía ir muy bien la negociación con el ayuntamiento cuando los representantes le dijeron claramente al ayuntamiento, a la ciudad de Almería y a los ciudadanos, que a ellos no les importaba nada la feria de Almería, que, si no entraban en razón, cuando acabara la feria de Málaga se iban caminito a celebrar la de Guadix pasando olímpicamente de la de la Virgen del Mar en Almería.
Era una amenaza en toda regla por parte de los feriantes, así lo vieron, y así lo entendemos todos los que hemos conocido la historia. La historia de aquel lunes se arregló, pero hay que empezar a pensar en la del año que viene.
Una cuestión es evidente, hablando con feriantes, taxistas y otro servicios que afectan a la feria y a los ciudadanos, tienen que cambiar algunas cosas, empezando por los precios que cobra el ayuntamiento y pagamos los ciudadanos. La feria no es un servicio para que gane dinero el equipo de la alcaldesa, que es lo que parece, son voraces estos políticos. El terreno es carísimo para feriantes y casetas, ¿y quién lo paga? el ciudadano.
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