Vía Augusta
Alberto Grimaldi
La conversión de Pedro
Me senté durante la pasada feria con unos amigos comerciantes y me dicen. ¡Estamos condenados a desaparecer! Con la política que se está llevando a cabo en el centro de Almería va a ser difícil mantener abiertos los negocios. María del Mar no había llegado a la alcaldía, Ramón no se había marchado a las tierras del Betis, y la ciudad ya presentaba un claro deterioro en lo que al centro de la misma se refiere. La soledad de las tardes, la poca iluminación de las calles, cierta sensación de ciudad que no ha encontrado su futuro, por muchos planes y trabajos que se hayan realizado sobre ella, con familiares o no al frente de esos planes. Planes que nunca los políticos dan a conocer en su totalidad. ¿Qué necesita Almería para revitalizar el centro?
Es la gran demanda de los comerciantes que ven bajar sus ventas, y con ellas la futura desaparición de sus establecimientos, de los vecinos que en ella viven, y que ven la oscuridad de sus calles, la soledad de sus aceras y el temor en muchas de las caras con las que se cruzan. Tan difícil es que alguien nos cuente cual es el problema que tiene el centro, y ya no hablamos del casco histórico, condenado tristemente desde hace años al ostracismo. Está muy bien celebrar la fiesta de San Antón, los rábicos y los saltos de las hogueras, pero al día siguiente el barrio sigue sumido en el olvido. No vamos a echar la culpa a María del Mar, ni siquiera a Ramón, Luis Rogelio, Juan Megino, Fernando Martínez o Santiago. Pero si ellos no tuvieron la culpa como alcaldes de la ciudad que fueron durante algunos años, habrá que preguntarse: ¿Quién o quiénes han llevado al casco histórico a la situación actual? ¿La situación actual del histórico se puede dar en el llamado centro neurálgico? Pueden tener razón los comerciantes cuando dicen que los están condenando a desaparecer. Entiendo que puede haberla.
Lo que no comprendo es quién está detrás y que interés tiene o tienen, los que están trabajando por ese desplazamiento de la ciudad, que supuso la situación del histórico y que amenaza cada día más al centro. Recuerdo algunos planes por parte de distintos alcaldes en los que se iba a proyectar el futuro de la ciudad. Es de imaginar que cabezas bien amuebladas se dedicaron a su estudio y lo llevaron a cabo, y que las mismas dieron soluciones ante el futuro que se le planteaba a la ciudad, soluciones que no llegaron que uno sepa a ponerse en práctica, incluso ni a conocerse. Ante esta situación de silencio y abandono, solo nos queda la buena voluntad de los políticos ¿la tienen? y que se gasten bien los millones de los impuestos.
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