Se han cumplido este mes de febrero dos efemérides: el día 7, la de La Desbandá y, el 21, la del aniversario de la muerte de Antonio Machado en el exilio.

Como todo el mundo sabe, lo que los historiadores llaman La Desbandá fue la huida de la población de Málaga ante la ocupación de esa ciudad por las tropas franquistas durante la Guerra Civil. Entre 50000 y 100000 personas se echaron a la carretera de Almería despavoridas por la represión franquista. Gentes en su mayoría que no eran combatientes, mujeres y niños sobre todo, viejos y un número indeterminado de soldados republicanos y milicianos entre ellos llegaron a Almería a pie y luego se repartieron por todo el litoral mediterráneo. En esa carretera los barcos y la aviación rebelde los bombardeó y ametralló en lo que fue otro crimen de guerra entre los cometidos por Franco durante y después de la contienda.

Los que se quedaron en nuestra ciudad, unos 30000, fueron un verdadero quebradero de cabeza logístico para las autoridades republicanas almerienses. Y también de orden público, pues el gobernador, Gabriel Morón, tuvo que lidiar con los anarquistas que intentaron represalias. A destacar la actuación heroica del médico Norman Bethune, a quien la ciudad debe todavía reconocimiento en forma de monumento a La Desbandá y la denominación con su nombre al parque de entrada a Almería por Pescadería. 87 aniversario de La Desbandá, primera efeméride a recordar. La segunda es la muerte de Antonio Machado, ocurrida el 21 de febrero de 1939 en Collioure, Francia. Aunque el régimen franquista y la derecha actual se han empeñado siempre en unir a los dos hermanos Machado, es Antonio el que constituye todo un símbolo histórico del exilio de medio millón de españoles al término de la Guerra Civil. Y también el poeta más hondo y el que ha sufrido mayor imbricación entre obra y vida.

Mientras el hermano componía elegías a Franco, Antonio marchaba al exilio con su madre y otro de sus hermanos. Siempre que se escribe sobre él se cita el último verso hallado en un bolsillo tras su muerte: “Estos días azules y este sol de la infancia”, que resume toda una vida y toda una forma de concebir la poesía. 30 años después, Serrat publicaría su disco “Dedicado a Antonio Machado”, por el que los adolescentes de entonces conoceríamos al inmortal poeta. Todos los años se le rinde homenaje en el cementerio de Collioure por su aniversario.