Metafóricamente hablando

Dónde están los falsos juramentos

Unos eurodiputados que reniegan de ti, sería como meter dentro una bomba de relojería

Un día cualquiera, en un tiempo pretérito, un hombre jura lealtad a su patria, y a partir de ese momento la defiende con su vida. Así se ha hecho durante siglos en Europa, este conjunto de naciones cuyo nombre nace de la mitología griega, aquella que narra cómo Zeus vio a Europa, y atraído por esta tomó forma de un hermoso toro blanco para llamar su atención y atraerla hacia él para raptarla. Pero la verdadera historia de Europa es mucho más negra y triste, escrita con la sangre derramada de sus habitantes en las innumerables guerras que la han asolado sin compasión. Es después del siglo XX, tras dos guerras devastadoras, cuando toman conciencia de que la unión hace la fuerza, de que la diversidad es riqueza, y que caminando juntos, se consigue mucho más. Y España, “la piel de toro”, reminiscencia del disfraz de Zeus cuando raptó a Europa, aunque tarde, se une a ella y desde entonces disfruta de los beneficios que da la solidaridad entre naciones que ya no se hacen la guerra. Hacía ese recorrido por su memoria, porque después de estudiar historia durante el bachillerato, cuando aún éramos considerados unos hermanos bastardos para muchos de los países que la conformaban, un día nos acogieron como propios y desde entonces gozamos de sus mismos privilegios. Ninguna duda le cabía de que no todas las decisiones que se tomaban en su parlamento, eran beneficiosas para su país, pero sí en su conjunto. Como el Cid en Santa Gadea, en España, antes de tomar posesión de su acta es “condictio sine qua nom” que l@s diputad@s y senador@s electos, juren o prometan cumplir fielmente y respetar la Constitución como norma fundamental del Estado, y ello conlleva necesariamente el respeto a Europa, el sometimiento a sus leyes y a sus acuerdos. Lo que le llevó a esta reflexión era el hecho sorprendente de que partidos manifiestamente contrarios a la Unión Europea, a la que denostaban públicamente y sin miramientos, participaban en estas próximas elecciones en todos los países que la conformaban, con la misma naturalidad con que pedirían un polo de naranja. Pensó por un momento que acababa de descubrir una nueva paradoja: No creo en Dios, pero me confiesa por si acaso, o me disfrazo de troyano y me escondo dentro de un caballo de madera, para despistar a los incautos ciudadanos que me van a votar ajenos a lo que se cuece dentro?. Cuidado Europa, de nuevo te acecha Zeus, y esta vez no ha de tomar forma de toro, le basta con remover los sólidos cimientos en que te asientas, poner patas arriba las convicciones sobre las que se consolidó la unión. Unos eurodiputados que reniegan de ti, sería como meter dentro una bomba de relojería, basta esperar el momento oportuno para hacerla estallar y todo lo conseguido será solo un bonito sueño incumplido. Donde están los falsos juramentos y las palabras de amor?

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