Farolas y orines

31 de agosto 2025 - 03:09

El viento ha acabado con las palmeras de la Avda. de Cabo de Gata. El óxido y los orines de los perros van a acabar con las farolas de la ciudad. Lo dice la alcaldesa, y si ella lo pregona, es que será verdad. Contra los vientos no se podía luchar, es cierto que se equivocó el que compró ese tipo de palmera, pero entonces no se sabía el resultado que iban a dar, nada bueno como se ha visto con el tiempo transcurrido. Lo de las farolas tiene la guasa de los perritos, si es que es verdad que la culpa del peligro que suponen para los viandantes la tiene en parte ese orín de perro que se acumula en su base. Es bastante mejor argumento que el de las vacas y el cambio climático, no crean. Pero lo mismo los dos tienen razón, los orines de los perros oxidan las farolas y las ventosidades de las vacas crean no sé qué efecto en la atmósfera que es culpable del cambio climático.

Y si el cambio es el culpable de los incendios que han asolado a España en el mes de agosto, lo dijo hace unos días el presidente del gobierno, ya tenemos a las culpables: las vacas y sus ventosidades. Habrá que ponerles unos controles contra la contaminación, unos pañales que recojan y filtren lo que lanzan al espacio. Los chinos seguro que tienen algún invento preparado para el caso.

Hemos mejorado los ciudadanos en lo de la limpieza de las heces y los orines de los canes en las calles, pero no del todo. Mi señora anda persiguiendo a algún vecino que pasea su perrito, o perrita, por las calles del vecindario, y no recoge las heces del bendito y pobre animal, que como animal que es, hace sus necesidades donde quiere y le da la gana. El día que lo agarre… le canto las cuarenta. A los orines les echan los más civilizados un poco agua, que no son todos, pero el mal ya está hecho, según dice la señora responsable del área de perros y sus necesidades en la vía pública, con lo que las farolas se han convertido en un problema de seguridad para los vecinos, por culpa de esos orines que los perros van dejando en sus bases.

Las palmeras taladas no hay que renovarlas si no se desea, pero las farolas es una obligación por el bien del ciudadano que quiere andar por sus calles y no ir tropezando ante la negrura de la noche. No está la ciudad iluminada como para ir perdiendo luminarias. Diría más, la calles de Almería tienen un grado de oscuridad que debía preocupar a los responsables del ayuntamiento. Estamos en las puertas de septiembre, los días son más cortos, hace falta más luz.

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