Más de lo mismo

Nos fuimos de asueto veraniego sin gobierno en el país, y seguimos sin gobierno. Es más, pintaban comicios a la vista, y más cerca se sienten

Me permitieron volver. Para aquellos que pronosticaban un desenlace diferente, sentirlo, pero puedo hasta llegar a comprenderlos, comprender esa esperanza de cambio, entendiendo cambio como desapego a lo rutinario, lo repetitivo, y pensando en cambio hacía algo mejor, en su más amplio sentido. Pero no desfallezcan, porque, como expuso sabiamente Clarín en La Regenta, cuanto más nos acercamos al término de nuestra ambición, más distante nos parece el objeto deseado, porque no está en lo porvenir, sino en lo pasado. Lo que vemos delante es sencillamente un espejo que refleja el cuadro soñador que se queda atrás.

Y eso es lo que ha sucedido a la vuelta de las vacaciones estivales. Siendo ésta la primera oportunidad de poder hablarles sobre ello, el espejo de la realidad nos muestra que el futuro es una calcomanía del pasado.

Nos fuimos de asueto veraniego sin gobierno en el país, y seguimos sin gobierno. Es más, pintaban comicios a la vista, y más cerca se sienten, salvo bajada de pantalones de última hora de la formación morada (según posición -intransigente y caprichosa- de la misma hasta la fecha). Y, ¿para qué diantres votar de nuevo? Previsiblemente, para nada. Recordemos que se criticó el inmovilismo de Rajoy en el quince y la repetición de elecciones al año siguiente, y resulta que ahora, ¡et voilá!, más de lo mismo. La mezcla de dos habilidades o artes, el de la farándula y el funambulismo, nos describe la situación: "nihilismo churrigueresco". Y es que, a nuestra clase política, con pocas excepciones, gusta vivir y desarrollarse en los últimos tiempos en el sobrecargo lingüístico, en la ambigüedad retorcida y en la parábola conductual para, al final, no llegar a ninguna zona concreta, a ninguna idea elocuente, a ninguna acertada solución, es decir, para concluir en la nada más absoluta. ¡Ojo!, y son ya unos cuantos años.

Pero tengan presente que, así, en esa circularidad del tiempo tras la canícula, podríamos seguir listando y encontrando infinidad de ejemplos. Si no, piensen en el miserere de Rivera y la fuga de acólitos -en todo su significado- en su partido día tras día (¿no les hace reflexionar?); en el tiramillas de Casado, a verlas venir, fiel sabiduría y principios de actuación del marianismo (hasta en la barba…); en el cainismo mentecato e interminable del presidente catalán, Torra, queriendo comparar ahora nuestra democracia con China. Y más, y más.

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