Una moción y muchas citas

Poesía desde la izquierda y con la izquierda, machadiana, la de Antonio, un "español que quiere vivir y a vivir empieza..."

La cita como muletilla, o como fondo de armario lingüístico. La cita como guinda a un pastel de ingenio y sabiduría, coloquio con fundamento. O como regurgitación de basta pedantería clasista. Citas hay para todos los gustos, y se muestra bien, casi en cualquier momento. La moción de censura proyectada en el Congreso ha sido un buen escaparate.

En estas sesiones celebradas, con resultado fallido para el candidato Iglesias Turrión, se destacaron hechos diversos, curiosidades varias, actitudes y salidas de tono dignas de reproche. Un tutti frutti, poca glucosa y mucho limón. Pero, tan divino o humano como lo anterior, resaltamos el prácticum ofrecido sobre citas literarias y otras menciones varias, históricas o cinematográficas. Desfilaron de boca en boca políticos, escritores, poetas, filósofos, y algún dibujo animado. No se escapó nadie, y casi todos hicieron acto de presencia. Dimes y diretes que iban de bancada en bancada, entre silencios, risas y aplausos. Dicen que la moción, como cualquier otro acto parlamentario, pudo llegar a ser aburrido, producir hastío, tanto como aquellos que lo protagonizan. Perdonen, pero no fue ésta la ocasión. Quien quiso, pudo escuchar y aprender, todo lo que quiso y más. El nivel ya es otra cosa. Poesía desde la izquierda y con la izquierda, machadiana, la de Antonio, un "español que quiere vivir y a vivir empieza, entre una España que muere y otra España que bosteza". De Soria al Canal de la Mancha, bebiendo un trago concentrado de verdad, de Shakespeare, servida por los nacionalistas vascos: "si cabalgan dos en un caballo, uno debe ir detrás". De nota, y sin palabras. No olvidamos al Presidente del Gobierno, empuñando el florín y Quevedo deslizándose por su hoja: "el exceso es el veneno de la razón". Podría tratarse de su confesión, compadeciéndose de sí mismo y las corruptelas de su partido, expiando sus pecados desde lo burlesco y fúnebre de sus palabras, géneros propios del autor. Y el anfitrión de la fiesta, Pablo Iglesias, lejos de amilanarse y tomando también al de Villanueva de los Infantes, le retó: "No he de callar por más que con el dedo, ya tocando la boca o ya la frente, silencio avises o amenaces miedo". Lo demás, ya es conocido. Referencias a los Soprano, el Padrino y Barrio Sésamo. El mejor escaparate, que obliga a compartir otro pensamiento, modulando a Benedetti: Ya sois mayor de edad, tengo que despedirte perplejidad.

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