La esquina
José Aguilar
Por qué Sánchez demora su caída
Los técnicos en publicidad nos han vendido que una valla provocadora, como las instaladas por Vox en El Ejido, tienen un mayor impacto a la hora de vender su mensaje. Es posible que Vox esté jugando con fuego y que se pueda quemar. A la pregunta: ¿qué Almería quieres? La contestación de cualquiera sería: La mejor del mundo. La frase en sí no tiene nada de singular. ¿Qué la hace tan provocativa? Una de las imágenes que la acompañan. ¿Y por qué? Por algo tan sencillo como responder, creen en Vox, a una realidad que se está empezando a ver en ciudades del norte de Europa, y que se vislumbra el mismo panorama en las nuestras.
A partir de esa imagen surge la provocación, nos rasgamos las vestiduras y ponemos el grito en el cielo. Hay que tapar la valla. Entiendo el enfado de Paco Góngora, no es de recibo que sobre la imagen de la mujer tapada se hayan puesto los logos de Psoe y Pp. Aquí Vox juega con odio. Llegan los insultos, las descalificaciones por racismo, xenofobia. Por un segundo, solo por un segundo, salga de ese vivir en el que nos hemos colocado y conteste a la pregunta, ante las dos imágenes que nos presentan y la pregunta que se hace, ¿qué Almería quiere? Piense, sin presiones, y se contesta interiormente la que desea para el futuro. Demos un paso más si no le importa. Centremos la vista en las dos imágenes que nos ofrece la valla. ¿Cómo quiere usted que vistan las mujeres de nuestras ciudades dentro de veinte, treinta años? Tómese su tiempo. No tenemos prisa, quedan años por delante. La lógica sería: Como a ellas les dé la gana, sin imposiciones por parte de ideologías políticas o religiosas.
Reitero, la valla es todo lo provocadora que quieran, y lo es, porque nos está ofreciendo con toda la crudeza una imagen que se está convirtiendo en una realidad que se palpa en calles, en playas, en piscinas. Y pensamos que, con no verla, con no plasmarla delante de nuestros ojos no existe y que no va a llegar nunca. La valla remueve las telarañas de nuestra sociedad y nos oponemos o la defendemos con las entrañas. La valla nos parece cruel racismo, odio, y no vemos, o no queremos ver lo que representa esa mujer inexistente, a la que se oculta tras unas ropajes de negro, a la que se le niega formar parte de la sociedad. La valla es dura, y tanto, provocadora, y más, ¿real? Esa es la pregunta que nos debemos hacer. Sin miedo. Pero acusar a Pp y Psoe de la oscuridad de la mujer, como hace Vox, no creo se ajuste a la realidad.
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