El problema de España

Lejos de vislumbrarse una salida al enquistamiento catalán, parece complicarse aún más

Comprobarían ayer, con motivo de la lotería de Navidad, que, para las personas, eso de la suerte es muy relativo. Diría que ambiguo, al escuchar responder a unos y otros la pregunta de cómo les fue con los bombos y las bolitas, dependiendo, claro está, de si fueron agraciados con la lluvia de millones o, en cambio, se quedaron bajo el paraguas de la importancia de la salud, lo de siempre. Las explicaciones, cuando no justificaciones, son variopintas y más que curiosas. Todos barren para casa, en una especie de suerte de vergüenza ajena por el infortunio, o soberbia mal pertrechada causada por el fastidio de no haberle tocado el famoso y preciado "Gordo". Y nadie reconoce enfado alguno. Nadie maldice el escape de la ansiada fortuna, ni se lamenta de que a su vecino le tocara la suerte y a él no, cuando ello le reconcome agriamente. Pero nada, nunca lo reconocerá en público. Antes muerto, dixit el "Che".

Pues, mientras eso sucedía, similar panorama acontecía en Cataluña. Horas antes de que los Niños de San Ildefonso empezaran a cantar, se conocían los resultados de las elecciones catalanas. Comicios que unos vendían como la pócima y salvación ante el independentismo y, los de en frente, como el ácido de la extorsión y el antídoto de la expiación españolista. Pues ni la una, ni la otra, por más que se golpeen el pecho, los unos y los otros. Ganó Ciudadanos las elecciones, cierto, pero, a priori, de poco o nada sirve ante el fanatismo y sinrazón independentista. Puigdemont y los suyos se dan por vencedores, al ser el primus inter pares, a costa del bonachón Junqueras, el cual, visto lo visto, pensará que el "desafío" no bien vale una temporada en Estremera. Pero, aunque mayoría "indepe" en el Parlament, la toma de posesión del fugitivo "exiliado" se prevé imposible. Más madeja, más enredo. El resto, lo ya sabido e incluso previsible: los socialistas se mantienen, paralizados a causa de su tibieza hacia ambos lados; los comunes van cuesta bajo y sin frenos; la CUP y los populares, como los comunes, pero de culo. Perdón. Lejos de vislumbrarse una salida al enquistamiento catalán, parece complicarse aún más. Los protagonistas del sainete son los mismos, y las dificultades crecen. El problema de Cataluña, hoy día es el problema de España. No nos engañemos. Tiren los dados porque, dados los antecedentes, y espero equivocarme, esto solo lo salva un golpe de suerte.

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