El callejón del gato

El traspaso de la alcaldía

Puede empezar por recuperar las aguas de las salinas del Cabo de Gata y hacer que los flamencos vuelvan y nos alegren la vista

La semana pasada tomó posesión, a bombo y platillo, la nueva alcaldesa de Almería. Su nombramiento se podría calificar de accidental puesto que se trata de sustituir al candidato elegido por mayoría en las últimas elecciones municipales, Ramón Fernández Pacheco, que ha decidido abandonar el cargo para ocupar una consejería en el gobierno de la Junta de Andalucía. Más que una toma de posesión, con tanta parafernalia, para ocupar una alcaldía de rebote, se trataba de aprovechar la ocasión para realizar el primer acto de campaña de la candidata del PP. En cuanto a su antecesor, no me parece normal que un alcalde de una ciudad como Almería tratándose de una de las ocho capitales de provincia de Andalucía, con una población de doscientos mil habitantes y en una situación de notable desarrollo, dimita de la noche a la mañana, sin dar explicaciones, para ocupar una de las trece consejerías que componen el gobierno de la comunidad autónoma andaluza. La alcaldía se obtiene por elección, alcanzando una mayoría de votos de ciudadanos que lo eligen, entre todos los candidatos que compiten en la convocatoria. Es una autoridad que no está subordinada a ningún otro poder, salvo al imperio de la ley. Y la ley reguladora de las Bases del Régimen Local le atribuye competencias propias en el Municipio. Ser consejero es ocupar un destino eventual nombrado a dedo y sometido a la voluntad del presidente que lo designa, para el desempeño de unas competencias delegadas, sobre unas materias creadas a discreción en un organigrama flexible. Con ello no quiero decir que una consejería no tenga su importancia, pero nada comparado con representar a una notable ciudad como Almería, después de haber obtenido la confianza de la mayoría de sus paisanos. Pero últimamente la política se ha profesionalizado de tal manera que para algunos se ha convertido en un medio de vida y resulta indiferente la naturaleza del cargo en cuestión. En el caso que nos ocupa, el puesto que el presidente Juan Manuel Moreno le ha asignado a Fernández Pacheco es la consejería de Sostenibilidad, Medio Ambiente y Economía Azul. Es de esperar que, al menos, tenga presente en su diario de operaciones, las carencias que, en materia de medio ambiente, padecemos los almerienses. Ya puede empezar por recuperar las aguas de las salinas del Cabo de Gata y hacer que los flamencos rosa vuelvan y nos alegren la vista. Si se lo toma en serio no le va a faltar trabajo.

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