Tribuna

Jesús Escámez

Profesor de Secundaria y profesor de la Asociación de Caminos Tradicionales de Almería

Almería no merece su estación de tren

Almería no merece su estación de tren Almería no merece su estación de tren

Almería no merece su estación de tren

Y POR eso el ayuntamiento, máximo órgano de representación de la ciudadanía, ha decidido que cuando la segunda fase del soterramiento esté concluida vaya usted a saber cuándo, los trenes llegarán a una ampliación de la intermodal que le da la espalda a lo que una minoría de almerienses aún considera su estación, cerrada hace más de 20 años, arreglada y vuelta a cerrar; sin declarar aún Bien de Interés cultural a pesar de ser considerada una de las estaciones más bonicas de España pues siempre aparece en los rankings de las estaciones más vistosas y singulares que esporádicamente aparecen para rellenar huecos en los periódicos o para captar audiencia en internet.

El asunto de la demora para la Declaración de B.I.C. desde 1985 cuando se inició el expediente no tendría mayor importancia si no existieran enemigos del Patrimonio en cargos de representación, pero el caso es que si a día de hoy la estación se viniera abajo, aunque fuera en conmemoración del quinto centenario del terremoto de 1522, no pasaría absolutamente nada; bueno sí, los almerienses llorarían un poco como siempre pero se les pasaría rápido con la resignación que les caracteriza.

Nadie sabe qué es lo que quiere hacer el Ayuntamiento con la estación, probablemente ni el mismo Ayuntamiento lo sepa: Un supermercado, una franquicia de comida rápida o de ropa… quién sabe, el caso es que se va a gastar dinero de almerienses y del resto de españoles en una nueva estación. En nuevas estaciones se están gastando 35 M€ en Santiago, casi 38 M€ en La Coruña, 45 M€ en Huelva, 49M€ en León, 35M€ en la del Tranvía de Alicante o 30M€ en unir la estación FEVE a la del ferrocarril convencional de Santander. Eso hablando de ciudades comparables a Almería, comparar con los proyectos de Abando, La Sagrera o Valladolid-Campo Grande sería odioso. En contrapartida está la remodelación de la Estación de Plasencia, que ha costado 3,4 M€, es decir diez veces menos que cualquiera de las citadas anteriormente, para que luego vengan a escatimar con la futura estación de Vera, los muy rácanos.

Al almeriense medio el Patrimonio le importa un pimiento indiano, tanto es así que los próximos convocantes de manifestaciones en su defensa van a tener que plantearse regalar abanicos de la feria o pascueros para que la gente asista mayoritariamente, pero tal vez el dinero sí le duela más; es por ello que resulta necesario que le sea planteado si prefiere recuperar la estación de tren, ésa que estuvo cien años dando la bienvenida a los viajeros que nos visitaban y a los almerienses que volvían, para lo cual no es necesaria una gran inversión; o construir una nueva estación anexa a la de los autobuses y cargar el coste al erario público, que es al fin y al cabo el dinero de todos.

Puédese pensar que ya que hay que pagar impuestos no se puede permitir la falta inversión, pero son tantas las necesidades que lo inadmisible sería dejarse el dinero donde menos falta hace, y ante la indiferencia el político va a optar por la obra, ya que sin obra no hay donde morder.

En definitiva, el devenir de la estación es lo que definirá a la sociedad almeriense de la primera mitad del s. XXI, y por tanto lo que marcará la suerte de tantos otros elementos patrimoniales en peligro de desaparición.

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