Ydios, le dijo a Josué: Marchad alrededor de la ciudad una vez cada día durante 6 días. Di a los sacerdotes que lleven el arca de la Alianza con las Tablas de la Ley. El séptimo día, marchad alrededor de la ciudad 7 veces. Entonces, ordena que el sacerdote haga sonar las trompetas. Todo el pueblo gritará, y los muros de Jericó caerán y tu pueblo podrá tomar la ciudad. (Josué 6.1.27). A lo largo de la Biblia, podemos seguir el desarrollo de los acontecimientos que han sacado a la humanidad de sus muchos declives socioculturales, consecuencia todos ellos, de la corrupción que ha llevado a la putrefacción de los estados que, a la sazón, ocupaban la Tierra. Desde el Diluvio Universal, según dice el texto sagrado por la soberbia demostrada ante el Creador, pasando por la destrucción de Sodoma y Gomorra, un caso muy similar al que aqueja a la Tierra en estos momentos, en los que la corrupción, ha invadido, de la mano de unos gobernantes, soberbios, ladrones e inmorales, la mayoría de los países modernos de los cinco continentes. España, sumida desde hace años en un estado catatónico que la ha llevado a sufrir un síndrome neuropsiquiátrico grave con alteraciones motoras, conductuales y afectivas, está necesitada de una terapia electroconvulsiva que, a través de las urnas, la cure y la vuelva a los años de principio de siglo en que nuestra democracia, joven y virgen, exenta sobre todo de la cangrena que la izquierda le ha creado, desde el 2011 hasta hoy. Y esa terapia solo le puede ser aplicada a través de las urnas. Y entonces, España volverá a la grandeza que tuvo antaño, como nación defensora de la fe cristiana; y nos liberará de un gobierno que nos ha traído las diez plagas más terribles de nuestra historia reciente, desde la erupción del volcán de la Palma, pasando por la epidemia de COVID 19, la catástrofe de la Dana, los incendios que, durante cinco años seguidos han arrasado España; y finalmente, las pestes tanto aviar como porcina. De esa forma, los españoles, llevando como enseña la Constitución, marcharán seis veces camino de las urnas; y en esas urnas, depositarán sus votos; votos que harán sonar las trompetas de Jericó; y todo el pueblo español, librado del yugo de la izquierda, gritará de alegría y jolgorio; y caerá esta legislatura que ha sembrado de desgracias nuestra tierra prometida, volviendo la igualdad democrática a este país, tal y como eran cuando llegaron estos corruptos. Y en la séptima urna, irán los votos que, al son de las trompetas del Apocalipsis socialista, derribarán el muro que este presidente ha construido entre los españoles que un día nos dimos un abrazo con el que acordamos olvidar el pasado negro que nos perseguía y que pesaba como una losa en nuestra historia; un muro que ha vuelto a implantar el odio que, un malvado como Zapatero, volvió a esparcir en nuestra patria, como la cizaña maldita que Jesucristo mentara en su parábola. Solo entonces, España, volverá a ser la nación rica y próspera que nuestros padres y los pocos abuelos que sobrevivieron a la guerra, nos dejaron. Una vez que nuestro pueblo, ha purgado sus pecados de inepcia e ignorancia ante las urnas; por fin ayer, en tierras extremeñas, sonaron de nuevo las Trompetas de Jericó, recordando a los españoles las palabras que Don Quijote dijera a Sancho, para animarle en su ignorancia: “Confía en el tiempo, que suele dar dulces salidas a muchas amargas dificultades”. Y sobre todo, el abuelo moribundo, podrá disculparse con el nieto que le creyó en los ochenta cuando le prometió una democracia que no hemos sabido mantener; y decirle: “Perdóname, amigo, de la ocasión que te he dado de parecer loco como yo, haciéndote caer en el error en que yo he caído de que hubo y hay ‘democracias’ en el mundo”. De la frase cervantina, tan solo he tenido que cambiar las palabras “caballeros andantes” por “democracia” para que, el sentido, sigua siendo el mismo. Esa es la virtud de los genios, sus pensamientos, son ¡Eternos!
