La tribuna

Matemáticas y poder

Matemáticas y poder
Catedrático De Matemáticas Cc Experimentales De La Ual

Se dice que “la información es poder”, y sabemos que las grandes agencias de datos se han convertido en una pieza clave para quienes buscan influir en sobre los ciudadanos como consumidores, ya sea con productos materiales, ideologías o creencias espirituales. Sin embargo, en la era actual, no basta con acumular información; el verdadero poder radica en saber gestionarla eficazmente para tomar las decisiones óptimas. Allí donde los datos crecen vertiginosamente en volumen y complejidad, la inteligencia artificial (IA), fundamentada en las Matemáticas, emerge como la herramienta esencial. Permite trabajar con grandes volúmenes de datos y optimizar resultados, consolidando el poder de quienes las emplean de manera estratégica en contextos políticos, económicos o sociales.

Históricamente, la relación entre conocimiento y poder ha sido compleja. En el pasado, el binomio religión-poder prometía equilibrar el desarrollo de imperios sobre una base de valores humanísticos, pero la religión acabó sirviendo al poder como instrumento de control. Hoy, se podría esperar que las Matemáticas, con su capacidad para modelar la realidad y predecir comportamientos, aportasen objetividad a la toma de decisiones. Sin embargo, el poder las emplea más como un medio para consolidarse que como una guía objetiva en su toma de decisiones. Las Matemáticas, al facilitar análisis precisos, se convierten en aliadas del poder, pero su impacto depende de cómo se usen, lo que plantea la necesidad de reflexionar críticamente sobre su papel en el bienestar colectivo.

Las Matemáticas gozan de una alta empleabilidad, ya no solo en la docencia, donde incluso faltan profesionales, sino en campos como la IA y el análisis de datos a gran escala. Este vínculo con la tecnología ha abierto un nicho laboral extraordinario, posicionando a los matemáticos como actores clave en la gestión del poder a través de la información. Sin embargo, esta cercanía entre Matemáticas y poder no garantiza que estas impregnen el ejercicio del poder con un enfoque científico objetivo. En lugar de someter al poder, las Matemáticas tienden a ser utilizadas como herramientas para reforzar su dominio, relegando su potencial transformador a un papel secundario en favor de los intereses de quienes las controlan. No siempre se podrá evitar que se conviertan en un privilegio de élites que refuerce las estructuras de poder existentes y perpetúe las desigualdades sociales.

El ejemplo de Napoleón ilustra cómo las Matemáticas pueden servir al poder. Durante sus campañas militares, promovió el uso de la Ciencia, especialmente las Matemáticas, para optimizar estrategias, desde la logística hasta la balística. Apoyó a matemáticos como Laplace y Fourier, cuyos avances fortalecieron sus ejércitos. Sin embargo, este uso de las Matemáticas no buscaba el progreso social, sino la consolidación de su imperio. Este ejemplo histórico muestra cómo el conocimiento puede ser subordinado a fines políticos; un riesgo que persiste hoy si las Matemáticas se aplican sin una perspectiva ética o social.

A pesar del prestigio de la Ciencia, muchas personas caen en pseudociencias, atraídas por explicaciones simplistas o narrativas emocionales. Esto refleja una desconexión entre el rigor matemático y la percepción pública del conocimiento. Las pseudociencias prosperan cuando la educación científica es insuficiente, permitiendo que el poder manipule creencias para mantener el control. Las Matemáticas, con su capacidad para desmontar falacias, podrían contrarrestar esta tendencia, pero requieren una difusión accesible y un enfoque que conecte con las preocupaciones cotidianas de las personas para generar confianza y utilidad.

La creciente desconfianza en los políticos como gestores de los retos sociales subraya la necesidad de una gobernanza basada en el conocimiento científico. Las sociedades que inviertan en educación científica y en avances como la IA estarán mejor preparadas para enfrentar los desafíos globales. Esto implica no solo financiar públicamente la Ciencia, sino también fomentar el pensamiento crítico a través de la educación. Solo así el Poder, respaldado por las Matemáticas, podrá orientarse hacia el bienestar colectivo, superando intereses particulares y promoviendo un desarrollo social equitativo y sostenible.

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