La tribuna

‘Mendacium est natura mendacis’

‘Mendacium est natura mendacis’

Cuando un embustero por sistema, dice una verdad, antes de creerle, hay que analizar el contexto donde la dice. Nuestro presidente, ha dicho el congreso de los socialistas europeos celebrado en Ámsterdam: “una vida vale lo mismo en Ucrania y en Gaza”. Y es cierto. Mas quien no piensa lo mismo – o no lo manifiesta públicamente - de la vida de un venezolano, un cubano, un chino, un coreano del norte, un nicaragüense o, incluso un israelí, o lo más grave, de un español, no puede pretender que le creamos. Porque un presidente que expresa su profundo sentimiento dando el pésame a los amigos de los etarras del congreso, cuando uno de ellos se ha suicidado, ignorando a diario los venezolanos que huyen fuera de su país por no ser asesinados, cuando la Premio Nobel de este año, ha de vivir escondida en un zulo, cuando los cubanos se mueren sin que se entere nadie, cuando los “Santos” para Don Pedro cual son los asesino de Hamás, - no se le oye una crítica por sus asesinatos - asesinan en público a sus paisanos, de forma medieval e impune, - recientemente, hay vídeos en las redes - y sus quejas no se oyen, difícilmente nos podremos creer sus declaraciones llenas a diario de hipocresía. Trata a la ultraderecha poco menos – sin poco – de fascistas asesinos, cuando él preside una creencia internacional que, junto a sus hermanos comunistas, ha ocasionado en la historia cientos de millones de muertos – solo en china o la URRS, pasan de doscientos – Cuando en el Congreso, resuenan al paso de sus socios hacia el atril, mil muertos españoles, entre los que se encontraban mujeres y niños indefensos de los que no se acuerda como de los gazatíes, pretender que le creamos los que hemos vivido los últimos setenta años, es una utopía imposible. Paracuellos del Jarama, es el testimonio de lo que han sido capaces de hacer en España, los partidarios del frente popular – entre ellos, socialistas, comunistas y anarquistas – para que ahora venga con paños calientes acerca de lo que puede hacer la ultraderecha que, por otro lado, es un invento suyo del que nadie tiene constancia. En España, quien está mandando – mejor dicho, destrozándola – es la ultraizquierda, y todos callan, desde las cadenas de TV preñadas de lameculos que ponen la mano y pastan en el pesebre del sanchismo, hasta la inmensa mayoría de los diarios españoles que reparten ruedas de molino para los ignorantes que les siguen y se atragantan con ellas, formando parte del rebaño más numeroso que ha pastado en España en muchos siglos. Y ahora, cuando huele a corrupción a kilómetros de la Moncloa, cuando tiene a la otrora cúpula del partido, en la cárcel o en la cola para entrar, y los que ya estaban o debían de entrar han salido gracias a una amnistía que la historia juzgará como digna del Politburó de la URSS, pretende que le creamos. Amos... ¡Anda! Menos mal que la mendacidad en quien la ejerce de habitual, a veces juega malas pasadas y sin darse cuenta, ha dicho: “Para ser creíbles”, los socialistas tenemos que ser coherentes y fieles a nuestros principios. No podemos renunciar a nuestras convicciones por conveniencia política”. ¡Joder, ¡Qué jeta! No sé si hablar de la hemeroteca, su peor enemigo, añadiendo: “las mentiras de la ultraderecha socavan los cimientos de la democracia”. ¿No será de la suya? Porque de mentiras, nadie podrá igualarle ni en siglos venideros. Y lo más preocupante, es que ya no solo apoya el aborto para que algunos no nazcan – cuando existe una ley que aprobada por mayoría, hasta hoy, estaba funcionando - , sino que no le preocupan los ya nacidos y enfermos de ELA que, pasado un año de la aprobación Ley ELA, aún no han visto un céntimo de los 230 millones de euros comprometidos, cuando para Gaza sí que hay dinero y para las flotillas de la vergüenza, y para las putas de algunos de los próceres del partido, los fajos de billetes vuelan como pájaros en primavera; y muchos de esos enfermos, de ELA, engañados por sus discursos falsos y mendaces, han muerto durante este año que ha pasado, sin embargo, pocas lágrimas o muestras de pesar le hemos visto derramar por esos españoles, ni a él ni a su gobierno. Luego, no nos venga con mentiras no solo increíbles, sino ofensivas, quien miente por costumbre, lo hace por naturaleza.

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