Resulta chocante – hoy estoy muy blando, hipócrita sería más correcto – que el Sr. Sánchez, acuse de limitar la libertad a la presidenta de Madrid, por no dar una lista de médicos que se nieguen a realizar abortos; y me resulta farisaico, pues la objeción de conciencia es algo que se crea por la izquierda y en concreto por el PSOE, ya que la Ley 48/1984, de 26 de diciembre, reguladora de la objeción de conciencia (art. 30 C.E.) y de la prestación social sustitutoria, fue promulgada por Felipe González con la mayoría más grande de la historia de España. Dice el art. 1º. 2 de la Ley: “Los españoles sujetos a obligaciones militares que, por motivos de conciencia en razón de una convicción de orden religioso, ético, moral, humanitario, filosófico u otros de la misma naturaleza, sean reconocidos como objetores de conciencia, quedarán exentos del servicio militar.” Es decir, para defender a España (los españoles tienen el derecho y el deber de defenderla) – sí cabía para el PSOE que fueran otros los que se jugaran la piel por defenderla y nada se ha alegado por el PSOE desde entonces; cuando, además, este PSOE no se ha distinguido precisamente por la defensa de España. Por otro lado, la libertad religiosa, es un hecho en nuestra constitución, destacando el mimo con el que trata el Sr. Sánchez a los musulmanes, muy lejos del trato que da la izquierda a la Iglesia Católica; hasta el punto de prohibir – si no de derecho, si de hecho – a los niños españoles de Ceuta y de otros sitios, el comer carne de cerdo y que de ahora en adelante, la carne que se de en los comedores de Ceuta, sea Halal; y es más, hay colegios en los que se ha ordenado que si un día faltara comida que nunca sea de la preparada para los musulmanes, sino que se adapten los demás a esa modalidad. Y hablar de libertad, cuando pretende coartar la de los médicos que en razón a su conciencia no quieren practicar abortos, es un acto de hipocresía y cinismo, del que hay sobradas muestras en este gobierno que aplica la ley del embudo según sus deseos y conveniencias. La moral y el sentimiento de los católicos, le importa un bledo al Sr. Sánchez, mientras que el de los musulmanes es ley sagrada para él. Hay que recordarle al Sr. Sánchez que el derecho a la objeción de conciencia está recogido en el artículo 30.2 de la Constitución y se refiere a la negativa a cumplir una norma legal por considerarla incompatible con las propias convicciones morales o religiosas; y eso, es un derecho de los católicos e incluso de quien así piense o su conciencia le obligue. La Sra Ayuso, ha visto venir el derrotero por el que esta izquierda sectaria y dictatorial, pretende crear una lista negra de médicos a los que discriminar e incluso sancionar, máxime conociendo el carácter vengativo y rencoroso de este gobierno, - de lo que hay pruebas a montones - con todo aquél que no agacha la cerviz bajo el yugo de la izquierda sectaria que representa este señor. El artículo 16 de la Constitución Española garantiza la libertad ideológica, religiosa y de culto, estableciendo que estas libertades no tendrán más limitación en sus manifestaciones que la necesaria para el mantenimiento del orden público; y no hay razón alguna para que éste se vea afectado, aunque tampoco el orden público es una cuestión que preocupe a quien ha apoyado las salvajadas de los simpatizantes de Hamás en la vuelta a España y en sus manifestaciones; y eso, sí que era peligroso para la integridad de los españoles que no se someten al socialismo de principios del siglo pasado que ejercen estos señores. Dice el Sr. Sánchez, sin rubor, “… para garantizar los derechos y la dignidad de las mujeres…” y la dignidad moral de los médicos ¿Qué? ¿Esa no hay que respetarla? No, Sr. Sánchez ¡NO! Vd. no es dueño de las vidas y haciendas de los españoles cual, si fuéramos sus vasallos, aunque lo pretenda al ver el despotismo con el que nos trata, obligue Vd. a sus correligionarios a lo que Vd. quiera o le permitan, pero déjenos a los católicos que vivamos en paz y podamos defender nuestros derechos constitucionales y nuestras convicciones, pues el T.C. al que Vd. hace mención, no nos merece ninguna confianza. Y no olvide V.E. la anécdota del molinero Sansoucci con Federico II, cuando le dijo: “No olvide, V.M. que hay jueces en Berlín”. Aunque Vd. Sr. Sánchez, muy a su pesar, todavía no es un rey medieval.