Cuando allá por el año 10 de la era cristiana, Juan el Bautista, que reprobaba el matrimonio de Herodes Antipas con Herodías, hija de su hermano Aristóbulo y exesposa de su también hermano Herodes Filipo I, matrimonios tachados de incestuosos por la ley judía, fue encarcelado por Herodes Antipas, con el fin de retirarlo de la circulación, evitando su muerte, ante el temor a una revuelta popular. La fuerza del Bautista, se hacía sentir en la calle; y el rey, bajo protectorado romano, era una simple figura decorativa, con poder solo sobre los judíos y siempre que no fueran ciudadanos romanos. En esa época, Salomé princesa idumea, hija de Filipo I y de Herodías (San Marcos: 6:22), a la sazón esposa de Herodes Antipas y madre de Salomé, (Flavio Josefo, Libro XVIII, capítulo 5.4), en una de las orgías que se organizaban en la corte herodiana, consiguió que el rey, ebrio y exaltado, le entregara en bandeja de plata, la cabeza de Juan el Bautista. Los romanos, al no ser ciudadano de Roma, ignoraron el innoble asesinato. Lo que nunca esperábamos, los estudiosos de la historia, es que aquello se repitiera – aunque de forma política y simbólica – en la España del siglo XXI; y no una vez, sino dos en menos de diez años; y me refiero concretamente a lo que los dirigentes del Partido Popular, han perpetrado con dos cabezas visibles que nunca gustaron a Madrid, Rita Barberá y Carlos Mazón, cuyas cabezas se han entregado – como presente - a la izquierda, dejando constancia de la cobardía de quienes no han dudado en inclinar la cerviz y dejar que Sánchez y los suyos, les colocaran el yugo de la vergüenza, ya que carecen del valor suficiente para rebelarse ante tal deshonra. Sinceramente, me duele tener que decir, con el convencimiento de estar en lo cierto, de que Sánchez, ¡JAMÁS!, habría cedido ante ellos; y eso, moralmente, es algo que ignoran estos torpes y que anima a la izquierda a luchar hasta la muerte junto al líder. Rajoy, medroso y cobarde hasta los tuétanos, carente de las agallas necesarias para ser presidente del gobierno, nos traicionó, dejándonos en manos de quienes todos sabíamos que España les importa un rábano; hoy, Feijoo, políticamente, ha firmado su epitafio, evidenciando que él, también carece de esas agallas y decepcionando a quienes nos ilusionamos. Quizás llegue a la Moncloa; todo es posible con una ley electoral que no refleja el sentir del pueblo y la paradoja de las listas cerradas que permiten a los cobardes entrar en las listas y permanecer perpetuamente en ellas, al igual que las malvas sobreviven y brotan en los cementerios, sobre las tumbas de los valientes. Feijoo, después de esto, podrá ser presidente, pero solo legalmente; moralmente, jamás lo será; pues ni los suyos se fiarán de él. Carlos Mazón, una buena persona que ha legislado mucho y bien, siempre en favor del sentir de los valencianos, se ha fiado de quienes, halagándole, decían que le apoyaban, cuando eran simples émulos de Judas Iscariote; y ante una presión desorbitada e innoble de la izquierda, – pero con la seguridad de ganar, pues los antecedentes están ahí -, le han dejado solo, obligándole a dimitir. Todos – por lo menos, los no aborregados y los que conocemos los hechos - sabemos que la culpa, en origen y obviamente en la realidad, es del gobierno permitiendo a una inepta, perteneciente a la secta ecológica de la que ha sacado tajada, que impida y prohiba, aun con los presupuestos liberados y aprobados, - ya iniciados en algunos tramos -, limpiar y acondicionar para las emergencias, los arroyos, barrancos y torrenteras de la Comunidad; abandonando a los valencianos con la vesania propia del personaje que dirige un gobierno práctico en conducir rebaños y que ha castigado con saña a quienes huyendo de la corrupción, no quisieron convertirse en vasallos medievales y votaron como hombres libres. Hoy, Mazón se ha ido; pero la deshonra del PP, queda patente en la calle. Solo me queda recordarles a Feijoo y a los demás tentempiés del PP que se esconden ante la izquierda, las palabras de Churchill a Chamberlain, tras el vergonzoso acuerdo de Múnich de 1938: “Entre el deshonor y la guerra, habéis elegido el deshonor; ahora, tendréis la guerra”, pues querrán más sangre y vosotros ¡Se la daréis! Habrá elecciones, pero mientras esté la actual cúpula del PP, me quedaré en casa. Los cobardes, me asquean.