Para quien avala la estupidez de que todos los franquistas son fascistas reaccionarios y oculta que lleva sangre de ese fascismo en sus venas, sin duda una sandez, imaginaria e irreal, inventada para aprovisionar el pesebre del borreguerío, es de un descaro vergonzoso y que explota con destino a los papanatas que le siguen. Cierto que cualquiera puede abdicar y renegar de las creencias de sus mayores; ahora bien, renegar de la familia, es algo que no entra en la moral de los hombres de bien que, España, ha producido a través de los siglos. Ahora resulta que, según la prensa de hoy – concretamente OK. DIARIO - “Mateo Pérez-Castejón, el abuelo materno de Pedro Sánchez, fue un soldado de las dos Españas enfrentadas en la Guerra Civil, nacido en Lorca (Murcia) en 1921 y fallecido en Madrid en 1973, desertó del Ejército de la República, se pasó al de Franco y fue condecorado por su arrojo en el bando nacional, siendo un legionario galardonado por su heroísmo en el frente (Sic). Y es que, según el prestigioso diario digital, Pedro Sánchez Pérez-Castejón es nieto de un legionario del bando franquista que fue reconocido con una Medalla de Campaña y dos Cruces Rojas del Mérito Militar, quizá por eso omita, sin entrar en detalles, la unión por parte de su abuelo materno, al ejército de Franco; urge recordarle a Don Pedro que, esconder la verdad de una estirpe, es renegar de ella; aunque mentir, no es algo que, en el caso del Sr. Sánchez, sea extraño y chocante. ¡Toma nísperos Colasa! Como escribió más de una vez el genial Jaime Campmany, ilustre periodista, también murciano y escritor de solera, cuya exclamación me vino a mano. Ciertamente, entre las verdades que oculta y las mentiras que dice, se comprende el número de votantes que le siguen, ya que solo el tonto, puede admitir que la verdad sea cuestión de conveniencia y no de realidad palpable; de ahí que creyéndose todas las milongas que este señor dice a diario, sus seguidores, en la creencia de la certeza – aun irreal por imposible -, convengan en que la mentira adquiera el valor de verdad para el ignorante, si tanto diciente como oyente, se la creen (Veritas extra dubium est). Pero claro, hay una razón incuestionable para que unos miles de españoles, millones más bien, estemos imbuidos de la fuerza moral para mandar a espigar – soy muy educado por consejos de mi abuelo – cuando nos llame fascistas, a nuestro doctor y salvador del fascismo, según la TVE y las demás TVS pesebreras, quien pienso que, como consecuencia del prestigio que, a principios del siglo pasado, daban los apellidos compuestos, lo mantiene intacto, manteniendo varios patronímicos; pues, de lo contrario hubiera imitado a Quevedo cuando le dijo al doctor Pérez de Montalbán: “El doctor tú te lo pones, que, el Montalbán no lo tienes, y así quitándote el don vienes a quedar Juan Pérez”. ¡Joder! ¡Qué gozada de artículo! Y un lunes que empieza uno a escribir de mala gana, me lo han puesto a “guebo”.