El día 20 de marzo del 2024, la ministra de Igualdad, Ana Redondo, irreconocible y fuera de sí en el Congreso, gritaba: “Vergüenza. Vergüenza. Vergüenza” y el coro de culivotantes del PSOE y Podemos, así como los demás vividores de este Congreso lamentable y falsario, aplaudían como fanáticos. Sería conveniente verlos aplaudir ahora, después de que se haya descubierto que esa señora y el mismo gobierno que sin duda conocía la ignominia, habían ignorado, escondido y callado, con una omisión dolosa e innoble, los fallos de los aparatos de control (Pulseras antimaltratos) que, gracias a la memoria de la Fiscalía de 2025 se ha conocido, puesto que contempla esta incidencia, al recoger datos de 2024 y redactarse con mucha antelación a su publicación; con el agravante de que confiesan no conocer ni tan siquiera el número de casos afectados – y la ministra, tiene la cara dura de decir que solo es el 1% - aunque para enterarse se han puesto en contacto con la Fiscalía para conocer exactamente el número de casos afectados -. Y no se acaba aquí la responsabilidad, sino que no tienen rubor en confesar – como si fuese un hecho plausible y anecdótico - que esta situación en ningún caso ha afectado a delitos de violencia de género, como puede ser una agresión, sino a delitos de quebrantamiento de condena, es decir, el incumplimiento de una orden de alejamiento (vamos, ¡una nimiedad!); y ahora, cuando por su negligencia, inepcia, incompetencia y por la existencia de un dolo, irresponsable y voluntario que implica una omisión dolosa y culpable, cientos de mujeres maltratadas a las que se intentaba proteger de sus agresores, han estado en peligro e indefensas; pero para ella, eso es insignificante; y no es eso lo peor, es que esta … bueno, Sra, - sin convencimiento escribo tal tratamiento, pero mi educación me obliga - mendaz y embustera como todo el gobierno que la protege, ha callado todo durante más de un año y al descubrirse, tiene el descaro de decir que era solo el 1% y que se ha solucionado rápidamente, cuando es ¡¡MENTIRA!! Y ni siquiera tiene la dignidad de dimitir – cosa habitual en el PSOE - y ser consecuente con sus gritos del 20/3/2024. Tanto ella como el gobierno, son responsables por su omisión y ocultación, dolosa y mendaz, de los daños que haya sentido las víctimas de violencia de género que se hayan visto perturbadas, quienes deberían de querellarse, de inmediato, contra este gobierno; y al Fiscal general del Estado, le llega la noticia y no actúa de oficio, la justicia le pondrá en el lugar que se merece. En su descaro intolerable, la ministra que tanta vergüenza sentía en marzo del 24, ha dicho, mintiendo sin duda, que “los dispositivos funcionan correctamente, que en todo momento han funcionado, y la alarma que se ha generado por algunas noticias que hablan de disfunciones en la itinerancia de datos del anterior adjudicatario al actual, se solucionaron en 2024”. El Ministerio de Igualdad dice que, todos los datos y las incidencias técnicas puntuales que se produjeron en la migración de datos en el momento del cambio de adjudicatario del servicio, fueron solventadas - cuando no se lo creen ni ellos - , otra mentira, pues según las noticias, la empresa anterior se niega a dar los datos, y hace bien, ya que son confidenciales y de este gobierno no te puedes fiar de para que los van a utilizar, y reiteraba que, aunque no se pudo obtener información, el dispositivo funcionaba correctamente para controlar el cumplimiento de la orden de alejamiento, cuando en declaraciones de un trabajador responsable en el programa “Todo es mentira” de la CUATRO, ha afirmado que las víctimas no tenían información del maltratador y el maltratador sí que la tenía de las víctimas; que había avisos que no se habían contestado en una semana, y que algunos se lo quitaban y ya no se lo ponían, pues, el mismo delincuente, se tenía que recargar el nuevo aparato ¡¡¡INCREÍBLE!!! Y si ha habido algún sobreseimiento o libertad para maltratadores, es un secreto. Y ahora, somos los ciudadanos aun no aborregados, los que tenemos que gritar a esta inepta e insensata: ¡VERGÜENZA! ¡VERGÜENZA! ¡VERGÜENZA!, pero no dimitirá porque no conoce qué es lo que le pedimos. Dictatori, civis vassallus est.