Huércal de Almería

Zamarula, el pozo desdichado

  • Un pinchazo en una madrugada de diciembre de 1925 desbordó grandes cantidades de agua

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IMG_5976 / Tito Sánchez Núñez (Huércal de Almería)

En el límite entre Huércal de Almería y Benahadux se alza, majestuoso, el acueducto de Zamarula. Inaugurado en 1927, promovido por la Sociedad de Riegos San Indalecio para reforzar el caudal del canal del mismo nombre y que partía desde la fuente benaducense, nació marcado por la polémica y apenas pudo estar en uso unos pocos años, por la dudosa calidad del agua del pozo del que manaba y la pérdida de presión hidrostática después.

El de Zamarula fue un pozo desdichado. Ya antes de su inauguración el fondo del mismo reventó cuando se excavaba en busca del agua que corre por debajo del lecho del río.

Era una madrugada de diciembre de 1925 cuando una de las cubas de la máquina de extracción se escapó desde el brocal, precipitándose al fondo y el violento golpe rompió la capa de terreno que servía de dique al agua, lo que hizo que esta se desbordara en cantidades de unos 300 metros cúbicos por hora. El agua manaba con tanta fuerza que tardó varios días en estabilizarse. Todo ello llevó a que la barriada de El Chuche incluso se quedara sin agua, teniendo que construir un aljibe para el abastecimiento.

El agua, explican las crónicas de la época, guardadas en el Archivo Municipal de Huércal de Almería, salían “completamente turbias debido a la gran presión”, despidiendo “fuertes emanaciones de ácido sulfúrico” que acabarían dañando a los cultivos. La sobreexplotación generaría también la pérdida de presión hidrostática y un descenso en el nivel de las vías del tren, lo que acabaría llevando a su cierre.

El pozo, de aproximadamente 40 metros de profundidad, estaba situado “en los terrenos que fueron de Juan Pérez, adquiridos luego por Francisco Rico y que este cedió a la Sociedad de Nuevos Riegos en los confines de Huércal y Benahadux”, aunque era el municipio huercalense el que se beneficiaba, puesto que desde el pozo emergería el acueducto de Zamarula, de aproximadamente 400 metros y dividido en tres tramos, para coabastecer con el Canal de San Indalecio todo Huércal de Almería.

El acueducto de Zamarula presenta tres tramos. El primero, de 130 metros de longitud, estaba formado por tubos de hierro que recogían el agua del pozo y ascendían por la ladera del cerro del mismo nombre, soportado por altos pilares con releje que todavía hoy se conservan.

Al llegar a una caseta en la cima, en la que se aloja una balseta de decantación y regulación, el agua era impulsada por el motor eléctrico. De esta caseta salía un segundo canal de 120 metros, excavado en el terreno mediante una trinchera, a cuyo inicio sale una acequia para el riego de las antiguas plantaciones desde la ladera sur. Los últimos 80 metros de este canal se han perdido a causa de un corte en el cerro.

El último tramo es el más espectacular, con 150 metros soportados por 25 pilares de diferente altura para adaptarse mejor a la topografía y entre los que destacan los dos que, separados entre sí unos diez metros, dan la bienvenida al viajero o le despiden del entorno de la capital.

Una obra que maravilla a todo aquel que pasa bajo sus pies y que esconde una desventurada historia en sus cimientos.

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