La Voz Invitada

Control biológico en la cumbre gastronómica

  • Hortyfruta presentó su campaña “I Love bichos” en la feria gastronómica Madrid Fusión

Abeja en la flor.

Abeja en la flor.

No es habitual que en la gran cumbre gastronómica Madrid Fusión se hable sobre control de plagas. Ante todo, la feria está enfocada en el sabor, el aspecto nutricional y estético de los alimentos presentados.

Pero también en la gastronomía hay cada vez más preocupación acerca de la procedencia de los ingredientes utilizados y por la sostenibilidad de los sistemas de producción.

Entre “chefs” y aficionados a la buena comida, la mesa hortofrutícola de Almería-Granada, Hortyfruta, presentó una ponencia sobre la importancia del control biológico, mostrando varios de los “bichos” que juegan un papel clave en los invernaderos hortícolas.

Polinización

El primer paso hacia la reducción del uso de plaguicidas en invernaderos ha sido la introducción de los abejorros para la polinización de tomate, alrededor de 1995. La polinización natural resultaba ser extremadamente rentable, tanto por el aumento de calidad de la producción como por el ahorro de mano de obra necesario para conseguir el cuaje de los frutos de manera artificial.

Para mantener la actividad de las colmenas, los agricultores se vieron obligados a adaptar su sistema de control de plagas. Tenían que eliminar todos los insecticidas incompatibles con los polinizadores y, en general, reducir los tratamientos a un mínimo. Posterior a este cambio, nunca se han producido problemas de residuos en las cosechas de tomate.

Residuos de plaguicidas

La enorme concentración de los invernaderos hortícolas en zonas del SE de España ha generado un sistema extremadamente vulnerable a problemas de plagas. Inicialmente, esto condujo al uso de plaguicidas cada vez más intensivo y descontrolado, porque algunas plagas se volvieron resistentes a los insecticidas disponibles. Después de muchos años de investigación, finalmente se encontró la solución a estos problemas en la naturaleza misma: soltar enemigos naturales de las plagas, como si fuesen los gatos contra los ratoncillos.

A partir de 2007, el soltar insectos y ácaros auxiliares ha sido rutinaria en la gran mayoría de los invernaderos hortícolas. Actualmente, se trabaja con fauna auxiliar en la práctica totalidad de los cultivos de pimiento, tomate y berenjena.

En los cultivos de cucurbitáceas, es decir pepino, calabacín, melón y sandía, se aplica el control biológico en, aproximadamente, el 60% de los cultivos. El control biológico también ha facilitado un rápido crecimiento de la producción ecológica, en 2022 llegando al 14% de la superficie.

Gradualmente, los agricultores observaron que el éxito del control biológico no solo depende de la suelta de enemigos naturales comercialmente disponibles. Hay un papel clave para muchísimas especies que aparecen espontáneamente desde los alrededores de los invernaderos. En algunos casos, como el control de la polilla del tomate o de pulgón en muchos cultivos, la labor de estos “bichos de la calle” es determinante para poder controlar la plaga.

En una encuesta realizada entre 200 productores de pimiento en primavera de 2022, el 54% indicaba haber visto especies de enemigos naturales de pulgón que no habían soltado en su finca. Para fomentar la presencia y reproducción de la fauna auxiliar, se realiza una gran cantidad de medidas. En medio de los cultivos, se colocan plantas que sirven exclusivamente como recurso alimenticio, criadero o refugio para insectos y ácaros beneficiosos; fuera de los invernaderos se plantan setos de plantas y arbustos con el mismo objetivo.

Se estima que, en los últimos años, han sido plantados unos 300 kilómetros de setos alrededor de invernaderos, una cantidad que rápidamente va a más. Mediante este enfoque agroecológico se reconocen los beneficios de la biodiversidad.

I love Bichos

La implementación del control biológico en los invernaderos ha sido el inicio de un cambio radical. En términos agronómicos, llegó a solucionar una situación insostenible de dependencia de plaguicidas químicos, que dejaron de funcionar por la resistencia de las plagas.

En términos generales, se obtiene una mejora medioambiental considerable, por lo que el entorno diario se vuelve mucho más saludable y agradable para todos los que viven y trabajan en la zona. Con la drástica reducción del uso de plaguicidas químicos, la biodiversidad se manifiesta a través de una multitud de animales que antes raramente fueron visto en el entorno de los invernaderos.

Desde insectos y ácaros, hasta pájaros insectívoros, lagartijas y camaleones. La producción hortícola directamente linda con parajes de altísimo valor ecológico y es compatible con ellos. Evidentemente, también hay importantes ventajas comerciales y estratégicas por poder presentar productos sin residuos de plaguicidas.

Por todo esto, la mesa hortofrutícola Hortyfruta ha puesto en marcha la campaña “I love Bichos”. En ella, se junta el sector productor con las casas de suministro de control biológico, los institutos científicos y de formación agraria y el Colegio de Ingenieros Técnicos Agrícolas con un importante objetivo: fomentar el control biológico por el interés de todos.

Se dirige a agricultores y técnicos, compartiendo conocimiento técnico, pero es igual de importante informar a la gente que preparan y consumen nuestros productos. Es decir, en Madrid Fusión, a los chefs y los amantes de la gastronomía…

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