Lydia Silverio, de Solplast: “Nosotros vamos a convertirnos en la alta gama de la agricultura”

Entrevista

La comercial y coordinadora de Solplast en Almería defiende el valor del plástico agrícola en la evolución y tecnificación del invernadero

Lydia Silverio durante la entrevista.
Lydia Silverio durante la entrevista. / Ivan Ivanov

LYDIA Silverio, es técnica comercial y coordinadora de la delegación de Solplast en Almería. Una apasionada de su trabajo, y enamorada del campo almeriense y su ‘Mar de Plástico’ en el que se obtienen los mejores productos hortofrutícolas gracias a la agricultura intensiva de invernadero. Gracias a su compromiso con los agricultores, a quienes ofrece los mejores materiales para poder cultivar sus productos con la mejor comodidad y al mayor rendimiento, ella se ha convertido una de las piezas clave en esta cadena de engranajes que hacen de las frutas y hortalizas de Almería sigan conquistando los mercados del mundo

–¿Cómo llegaste a trabajar en una empresa de fabricación de plástico agrícola?

-Entré a la empresa sentada en una silla al lado del compañero que se encargaba de las reclamaciones y que se jubilaba en menos de un año. No tenía ni mesa propia. Me contrataron para probar y no tenían muy claro que labores iba a desempeñar, porque el campo de Almería siempre ha sido un sector muy masculino en este ámbito y no sabían si las visitas agrícolas de una mujer iban a funcionar. Así me convertí en la primera chica de mercado nacional que se contrata en el Grupo Armando Álvarez. Desde ahí, comenzaron las visitas a clientes y a desempeñar funciones de técnico comercial, para más tarde pasar a ser la responsable de la delegación tras la jubilación de mi antecesor.

–¿Encontraste barreras por ser mujer en un puesto de responsabilidad dentro del sector agrícola?

-No. A los clientes les costó el cambio en general. Si te digo algo, es positivo porque siempre me han cuidado, apoyado y protegido

–¿Qué es lo que más te gusta de tu trabajo?

-Mi equipo, tengo un equipazo. En la delegación de Almería, tengo un equipo que siempre hace el trabajo fácil. Un grupo humano que respondió ante la granizada de finales de noviembre de manera ejemplar, y que además ha estado trabajando para dar servicio a las empresas de Valencia y a todos los agricultores y agricultoras que tuvieron que cambiar plástico.. Entre los trabajadores había gente de vacaciones cuando pasó esto que las anularon y vinieron a trabajar. Trabajamos fines de semana, echaron horas extras, y todo lo hacen voluntariamente. Son los primeros que te llaman y te dicen: “¿Hace falta que vayamos?” y aquí están. Ese sentimiento con la agricultura y esa empatía que tienen con lo que pasa en el campo es porque todos los que estamos aquí tenemos familia que ha trabajado en el campo. Saben lo que es quedarse sin un plástico o ver un cultivo destrozado. Son muy empáticos con la agricultura. Entonces, tenemos la suerte de contar con un equipo que trabaja para dar servicio, y que lo hace aún mejor cuando más se le necesita.

–¿Cómo ha cambiado la agricultura desde que llegaste a la empresa?

-Yo llegué antes de la pandemia y desde entonces no he vuelto a ver una campaña igual. La agricultura cambió con la pandemia en todos los aspectos y para todas las empresas del sector. Recuerdo que después de la incertidumbre no podíamos viajar, visitar clientes…fue un caos.

–¿Está creciendo Almería en el aspecto de invernaderos?

-Aquí pasa una cosa, que el terreno es muy caro. Estamos hablando que puede costar un invernadero entre 700.000 y 800.000 euros. Para amortizar un invernadero, tienes que rentabilizarlo. Pero la ganancia del sector primario es como cualquier pyme, cada invernadero es una pyme. Si tú no reinviertes tus beneficios, al final lo que tienes es que pagarlos en tributos, por eso, quienes obtienen grandes beneficios siguen invirtiendo en más terreno, porque su negocio es la tierra y construyendo más invernaderos. Sí es verdad que es un mercado muy colmado ya, es muy maduro y se controla perfectamente con poca capacidad ya de ampliación, ni tampoco hay muchos terrenos, pero creo que siempre que se puede sigue creciendo.

–¿Qué otra forma de crecer tendría la agricultura almeriense si no fuese en invernaderos?

-Se está trabajando en la tecnificación del cultivo y de la agricultura intensiva.Cambiando el modelo de invernadero donde se incluyen todas las nuevas tendencias, como los sistemas ICO, los sistemas de control climático, la mecanización de los invernaderos, la automatización...etc. Ese es el futuro tecnológico de los invernaderos aquí, y nosotros vamos a ser la alta gama de la agricultura. Para lograr eso, en Almería tenemos un relevo generacional muy importante.

–¿Se está ganando o perdiendo ese relevo generacional en el sector agrícola?

-Se está ganando. La gente que quiere dedicarse a la agricultura, porque viene de unas raíces agrícolas, se está dedicando a especializarse dentro de la agricultura.Tenemos una primera generación de migrantes de la sierra que llegan y montan un invernadero con cuatro palos. La segunda generación que mejora y optimiza la agricultura y la intensifica, hasta el punto de hacerlo uno de los negocios más rentables de la agricultura en España: la intensiva bajo plástico. Y estamos entre una tercera y cuarta generación de padres que dieron estudios a sus hijos que, de haber crecido en un invernadero están aplicando sus conocimientos adquiridos a la agricultura.

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