Pedro Sánchez, presente y futuro de la agricultura en Almería: "El campo me ha gustado desde siempre"
Entrevista
Pedro Sánchez, un joven que se está formando para vivir en la investigación del sector primario, en el que empezó a trabajar tras dejar los estudios, ha pasado por todas las vertientes del agro
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Pedro Sánchez es un joven almeriense que quiere vivir del sector primario, y está empezando a conseguirlo. Comenzó a trabajar la tierra en los invernaderos de su familia, situados en la barriada capitalina de La Cañada, famosa por su tomate, cuando dejó de estudiar Bachillerato. Luego quiso ir a más, estudiar dentro del sector, seguir conociendo todas las vertientes, aprender la teoría. Ha labrado la tierra y ayudado a investigar en algunas de las casas de semillas más punteras de la provincia, y en este camino se ha situado ahora la universidad, donde está a punto de terminar el grado universitario y comenzar el máster.
Es retrato de una generación que encontró en lo rural, símbolo de esta tierra que les ha tocado habitar, una forma de ganarse la vida, de encontrar un futuro y un propósito vital. Lejos del estigma que rodean a los jóvenes, y su supuesto odio al campo, quedará claro que algo de recambio sí hay en el motor económico de Almería.
Pregunta.–¿Cómo empieza un joven en el campo?
Respuesta.–Yo no soy agricultor, pero empecé por un tema familiar en el invernadero. Yo dejé de estudiar en Bachillerato y me metí en los cultivos que tenían mis padres en La Cañada. Luego empecé a estudiar sobre el sector, me metí en una FPy me fue muy bien, por lo que pasé al superior. Eso me motivó a estudiar en la UAL y ahora estoy terminando, me quedan dos asignaturas y el TFG. Luego haré un máster.
P.–¿Cómo se vive el agro fuera del invernadero?
R.–Estuve trabajando en una casa de semillas y me gustó la forma en que lo hacían, el ámbito de la investigación. Ahí ví que estaba limitado por la falta de estudios y me metí.
P.–¿Siempre le había gustado el campo?
R.–El campo, la vida rural, siempre me había gustado y quería entender ese sector desde el conocimiento, desde la investigación. Yo quería saber la teoría, ir a tiro hecho.
P.–¿Y ahora qué?
R.–Yo quiero trabajar en una casa de semillas, pero sé que me acabaré haciendo con la propiedad de los invernaderos, porque son de la familia y los heredaré. No sé si los explotaré yo o se los daré a alguien, pero me acabarán tocando a mi.
P.–Dicen que los jóvenes no quieren trabajar en el sector primario.
R.–Eso no es tan así. Muchos amigos míos lo hicieron igual, se quitaron de estudiar y se fue al campo a trabajar, lo que les ha llevado a ir formándose en el sector. No suele ser lo normal dedicarse a coger la tierra, pero sí que trabajan de la agricultura. Ves la importación y ves que no es tan malo.
El papel de la tecnología
Preguntado Pedro por el efecto que tendrá la tecnología en el futuro del campo, este joven lo tiene claro. “La tecnología puede permitir descubrir nuevas variedades y potenciar el control biológico. Hay tareas como los abonos en los que ya no se puede ayudar más”, cuenta. Aunque no todo es tan optimista como puede parecer y el sector aún tiene mucho por implementar en los próximos meses. “Hay mucha tecnología que no realizamos aunque sabemos que podría ser mejor”, recuerda este relevo generacional.
P.–¿Cómo es el invernadero?
R.–El calor en el invernadero, por ejemplo, es muy diferente. No te va a dar nunca una insolación, pero sí un golpe de calor. Hay momentos del cultivo en el que está muy bien el trabajo, no es tan físico como parece, aunque sí tiene labores que son más duras, como sulfatar o preparar el suelo. En invierno es un trabajo agradecido.
P.–¿Y cómo es entenderlo desde el conocimiento?
R.–Yo no me considero tan capacitado como un compañero que se dedica a asesorar fincas y ha estudiado solo una FP. El agricultor, incluso, aunque le falte el conocimiento de la teoría, está muy cualificado solo por verlo y vivirlo, conocer las variedades...
P.–¿Recomendaría meterse al sector primario a quien pueda estar ahora dubitativo?
R.–Yo lo recomendaría. Te permite ser un pequeño empresario, por ejemplo. Yo estoy buscando trabajo, pero es un caso especial. He trabajado tres veranos en un semillero, pero es diferente. Yo valoro mucho trabajar para mi, ser un pequeño empresario. Es más fructífero.
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