Opinión invitada

La sostenibilidad pasa por alianzas estables y transparentes

  • El autor defiende un modelo agroalimentario que implique a toda la cadena.

El sector agroalimentario, clave en Andalucía, está apostando de forma decidida por la profesionalización del capital humano, hoy capacitado para dar respuesta a las necesidades de un mercado cada vez más globalizado y competitivo. Además, el agro andaluz es hoy más eficiente y productivo por el esfuerzo en innovación de los últimos años, al ser consciente de que juega un papel esencial en el conjunto de la cadena. Y es que innovar en el origen facilita que las distintas fases de transformación y distribución puedan implantar sus propios procesos de innovación con mejor acierto y, sobre todo, sumando sinergias. En definitiva, se trata de abogar por una innovación coordinada, trabajando cada cual en lo que mejor sabe y conoce y, sobre todo, sin perder de vista que debe satisfacer necesidades reales del consumidor. En esto hay que ser muy rigurosos, no vale innovar por innovar. Quienes formamos parte del Foro Interalimentario entendemos por innovación toda mejora que permita responder de forma eficaz a lo que demanda el consumidor: desde un cambio de envase a la mejora de un proceso, una semilla más resistente y productiva o un nuevo producto, pero siempre buscando su aceptación final.

Para que exista esta innovación coordinada, es fundamental la colaboración entre todos los eslabones en pro de una cadena agroalimentaria sostenible donde todos (sector primario, industria y distribución) estén involucrados, se entiendan y compartan riesgos y beneficios; donde todos ganen y estén alineados hacia el mismo objetivo: buscar la mayor eficiencia, eliminando todo aquello que no añada valor objetivo al consumidor. Para ello, es prioritario potenciar las alianzas y acuerdos estables y transparentes entre los distintos agentes de la cadena, ya que la confianza es clave en este modelo de cadena agroalimentaria sostenible en el que estamos trabajando.

De las palabras a los hechos. En Andalucía, uno de los socios del Foro Interalimentario es la cooperativa láctea cordobesa Covap, hoy inmersa en un ambicioso proyecto que supone un gran reto: la creación de un modelo basado en la búsqueda de la eficiencia en la gestión de las explotaciones ganaderas de vacuno de leche, mejorando la productividad y competitividad del sector de la mano de sus ganaderos y sus partners de distintos suministros. El objetivo es definir un modelo de explotación eficiente que se pueda implantar en el conjunto del Valle de los Pedroches y ayude a profesionalizar todo el sector. Otro reto de este proyecto, denominado Covap 45 es reforzar la mentalidad empresarial del ganadero y detectar oportunidades futuras en el área de producciones ganaderas. Y todo ello de la mano de otros de nuestros socios, Mercadona, cadena de distribución comprometida con este modelo. En esencial, se trata de un proyecto en equipo donde todos los eslabones están comprometidos.

Hablamos de mejora, de innovación buscando la eficiencia, pero sin perder de vista la calidad, que ha dejado de ser una exigencia del consumidor para convertirse en un deber del propio sector, por lo que debe primar toda nuestra actuación. La calidad es la garantía de hacer las cosas bien, de responsabilidad del productor y de la industria para facilitar a la distribución la puesta a disposición del consumidor de buenos alimentos. Calidad que no sería la misma si no fuera acompañada de una máxima seguridad alimentaria como principio irrenunciable. En este sentido podemos estar orgullosos de tener en España un excelente nivel de seguridad alimentaria, uno de los mejores del mundo. Es fruto de un gran esfuerzo que, de hecho, se sigue realizando por parte de todos los agentes involucrados y una enorme inversión en innovación que considero bien merece la pena en beneficio de toda la sociedad, aunque en ocasiones el consumidor desconoce este aspecto concreto.

Esta importancia de la seguridad alimentaria hace que en muchos casos los estándares de seguridad auto-impuestos por el sector vayan incluso más allá de lo que estrictamente obliga la normativa. De hecho, nuestras empresas, en el ámbito de nuestro modelo de negocio, ponen en práctica una regla de oro fundamental para nosotros: primero la seguridad alimentaria, luego la calidad, después, y sólo salvaguardados estos valores, hablamos de servicio/surtido, precio y, por último, de beneficio.

Hoy en día el consumidor está bastante informado y tiene gran capacidad y variedad de elección, por lo que hay que ganarse cada día su confianza con hechos y, por supuesto, no defraudarle nunca. Hay que saber escucharle porque es el "faro" que ilumina toda nuestra actividad. Es a él a quien nos debemos y al que tenemos la obligación de satisfacer sus necesidades de alimentos buenos, seguros y al mejor precio posible. Nos gusta denominarle "el Jefe" porque en nuestro trabajo es realmente el que manda, el que nos va indicando lo que le gusta y lo que no, el que nos solicita nuevos productos o adaptación de los existentes y, algo muy importante para nuestras empresas, nos ayuda a mejorar constantemente, obligándonos a reinventarnos diariamente.

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