Mujer de agua
Transformación digital, revolución sostenible
Es el momento de dar un salto definitivo hacia la innovación con un modelo productivo asentado en la triple alianza de agricultura, tecnología y sostenibilidad
Agricultores y ganaderos se enfrentan hoy a uno de los procesos de transformación más importantes de la historia de su noble oficio ancestral. A lo largo de las últimas décadas han venido demostrando con creces su alto grado de resiliencia y adaptación a situaciones cambiantes, sufriendo una concatenación de acontecimientos económicos, geopolíticos, ambientales y climáticos, algunos tan inesperados como la pandemia de la covid-19. En el primer cuarto de siglo, el sector agroalimentario del sur de Europa ha tenido que afrontar costes disparatados en insumos como la energía, fertilizantes y materias primas, crisis sanitarias y financieras, competencias desleales, episodios prolongados de sequía, temperaturas devastadoras, fenómenos meteorológicos extremos y la presión de nuevas plagas como la del Thrips parvispinus. Una carrera de obstáculos que han venido empujando al último eslabón de la cadena a una tierra ignota, pero sin lograr asfixiar su avance imparable hacia la excelencia.
Como el corcho que siempre sale a flote gracias a su capacidad permanente de sacrificio e innovación y, sin perder sus señas de identidad, ahora toca emprender un nuevo viaje hacia la transición ecológica que implica transformar estructuras, procesos y mentalidades. Sin dejar de ser un sector tradicional, los productores andaluces, extremeños y murcianos se han consolidado como motor estratégico de futuro y están construyendo el modelo productivo del siglo XXI con sistemas agroalimentarios más modernos y sostenibles que nunca con los que podrán garantizar la seguridad, soberanía y autonomía alimentaria del continente. En un mundo en el que la tecnología está transformando cada sector productivo, la agricultura no puede quedarse atrás. Cada día son más las empresas del sector que apuestan por la sostenibilidad y digitalización, conscientes de la importancia de evolucionar hacia un ecosistema más resiliente y respetuoso con el medio ambiente, pero también más rentable y competitivo.
La innovación es esencial para abordar nuevos desafíos relacionados con la emergencia climática, pero esta agricultura inteligente no puede avanzar por separado y debe ir acompañada siempre de un uso de los recursos eficiente y socialmente inclusivo. Producir más, mejor y de forma sostenible a partir del impulso de la agrotecnología. Un modelo de bioeconomía circular con recetas ya tradicionales como la transformación de residuos en compost y fertilizantes, la producción libre de pesticidas con control biológico generalizado de plagas o la optimización de los riegos incrementado el agua de mar y reutilizada. Pero también mediante la digitalización de una agricultura de precisión que está revolucionando los métodos de cultivo a partir de una combinación de inteligencia artificial, automatización y biotecnología. Fertirrigación por IA, monitoreo de fincas y cultivos con drones, robótica, control climático basado en IoT o blockchain para la trazabilidad agropecuaria posibilitan reducir el uso de fertilizantes y consumo de agua, optimizar el control de plagas, mejorar la calidad de los productos y aumentar el rendimiento de las explotaciones.
Avances que permiten dar respuesta a las demandas crecientes del mercado global y rebajar la huella de carbono en consonancia con las políticas del Pacto Verde Europeo. Un sinfín de soluciones tecnológicas como las que ya están llegando a los invernaderos y que permiten predecir kilos de cosecha antes del corte, ajustar en tiempo real los riegos para reducir la huella hídrica y autoabastecerse para no hacer uso de combustibles fósiles en base a sensores inteligentes y algoritmos de aprendizaje automático. Una agricultura altamente cualificada e innovadora, a la vanguardia tecnológica, moderna y con identidad propia que cumple todos los estándares de calidad, seguridad y trazabilidad para responder a las nuevas demandas de un consumidor que opta por el producto más saludable con un nivel de exigencia social, ambiental y productiva que no deja lugar a visiones parciales.
Es el momento de aprovechar la revolución verde en la que estamos inmersos para garantizar la rentabilidad de nuestra tierra y empresas porque la sostenibilidad no sólo es ambiental, también debe ser económica. Es el único camino para seguir creciendo y liderando la comercialización y facturación frente a las amenazas en toda la cadena porque aquellos que en su día no eran competencia han aprendido y crecido lo suficiente como para poner en riesgo los actuales y futuros mercados. El sector tiene talento, territorio y aptitud para dar el salto de calidad y seguir evolucionando hacia la innovación basada en una triple alianza de futuro que permita conectar agricultura, tecnología y sostenibilidad.
Dictamen de Agricultura y Alimentación
Es la transición hacia sistemas agroalimentarios sostenibles que propone el dictamen del Comité Europeo de las Regiones sobre la visión para la agricultura y alimentación (29 de agosto) con el objetivo de reforzar la resiliencia del sector ante los riesgos relacionados con el medio ambiente y clima, pero también para impulsar una mayor cohesión de las zonas rurales y la biodiversidad de los territorios. Implica el refuerzo del apoyo estructural, financiero y comercial al modelo ecológico de pequeños y medianos productores para corregir desequilibrios de la cadena alimentaria y reclama que ganaderos y agricultores estén el centro de las políticas comunitarias para poder abordar retos como la falta de relevo. Además, insta a recuperar de forma efectiva el principio de “preferencia comunitaria” en las transacciones comerciales de productos agrarios en el mercado interior europeo y, de manera muy especial, en el sector hortofrutícola frente a las importaciones de países extracomunitarios. Esta transformación hacia un sistema alimentario más justo, resiliente y sostenible que permita conectar Europa con el medio rural sólo será posible si se hace con los territorios y desde los territorios y ahí entran en escena las profundas implicaciones que tendrán los recortes presupuestarios de la Política Agraria Común (PAC) y la falta de recursos para adaptar la actividad a los retos del cambio climático, el relevo generacional o para promover un cambio hacia una alimentación más saludable.
Frente común y PAC 2028-2034
La Comisión Europea avanzó a mediados de julio una nueva propuesta financiera para su PAC del periodo 2028-2034 que ha decepcionado no sólo al sector agrario y ganadero, sino también a las instituciones españolas que velan por sus intereses. El planteamiento de Bruselas, que reduce la dotación económica e implica la desaparición de dos fondos específicos que han sido pilares de la Política Agraria Común como el FEAGA y el FEADER, está todavía en una fase inicial y será sometido a debate en los dos próximos años.
De ahí que sea el momento de orquestar un frente común entre Gobierno, comunidades autónomas y organizaciones de la agricultura, ganadería y pesca para defender en la Unión Europea un incremento del presupuesto porque sólo prevén destinar poco más de un euro a la ‘hucha común europea’ de cada cien euros de valor que genera. Pero el gran cambio no reside en el presupuesto ni en su contenido, sino en los objetivos de inversión y su gobernanza porque se asignará a través de planes nacionales más pendientes de la situación geopolítica que de los verdaderos problemas estructurales de la industria agroalimentaria.
Relevo generacional
La nueva PAC y su reorientación de la gobernanza hacia un Plan País no será el único desafío en el medio plazo para el sector de la agroalimentación, profundamente arraigado en el territorio. Además de la guerra arancelaria estadounidense y otros acuerdos internacionales con Mercosur y México, agricultores, ganaderos y pescadores se enfrentan a una preocupante falta de relevo generacional y abandono del campo. El envejecimiento es un dato demográfico de presente y futuro que hace peligrar el sustento de una cultura y economía centenaria ante la falta de herederos.
Si no hay jóvenes interesados en cultivar tomates en invernaderos o pastorear rebaños en las sierras se acabará mermando la capacidad de producción del sector, además de agravarse su dependencia de la mano de obra extranjera. Son necesarias políticas que dignifiquen la profesión desde las escuelas para que los niños y niñas conozcan que el alimento no nace en el lineal de un supermercado y que detrás de cada kilo de aguacates está el esfuerzo de miles de agricultores de cooperativas, empresas y familias. Hay que seguir promoviendo ayudas directas para los jóvenes que emprendan en el agroalimentario y modernicen sus explotaciones, la simplificación burocrática y los precios justos. Hay meses en los que un pimiento de invernadero alcanza una diferencia del 150% entre lo pagado al agricultor y el precio en los mercados centrales. En definitiva, ponerle freno a una fuga generacional que contrasta con la hoja de ruta de Europa hacia su soberanía alimentaria.
Anuario de Grupo Joly
En este nuevo Anuario de la Agricultura & Alimentación, que alcanza su duodécima edición, el Grupo Joly vuelve a radiografiar la evolución de un sector que cotiza al alza y pretende convertirse en el vehículo perfecto para poner en valor el sacrificio de generaciones de agricultores, la excelencia de su producción y los retos y desafíos cambiantes los que se enfrenta el campo. Un libro de cabecera que contribuya a reforzar ese frente común de todos los actores implicados frente a la inestabilidad de los mercados y la necesaria alianza institucional para la defensa y promoción de la alacena del viejo continente que sostiene la economía de miles de familias españolas y alimenta a millones de ciudadanos del mundo. Esta publicación es una recopilación del presente y futuro de un sector imprescindible para este país, un exhaustivo manual que desgrana el rumbo de tres modelos (agrícola, pesquero y ganadero) capaces de sobreponerse a todas las dificultades que surgen con demasiada frecuencia para seguir siendo uno de los pilares de la creación de empleo y riqueza en las tres comunidades representadas en este Anuario de la Agricultura & Alimentación 2025.
De un manual inicial centrado en la evolución de la agricultura andaluza hemos ido ampliando el marco sectorial para abarcar también otros dos pilares del suministro alimentario, sumando la industria cárnica y pesquera a la de las frutas y hortalizas, y el ámbito de actuación de este pormenorizado análisis, primero con la Región de Murcia y en los últimos años con la incorporación de Extremadura. Una dimensión que seguirá creciendo en los próximos años y que sólo está al alcance del Grupo Joly como referente en la información y proyección nacional de las empresas que conforman y sustentan la despensa de Europa.
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